Desde su inicio en el fútbol, a Carlos Ariel Osorio, nuevo técnico del Deportivo Independiente Medellín femenino, le gustó la táctica y la estrategia que complemente el fútbol. 

Empezó como futbolista en equipos aficionados y selecciones departamentales en Risaralda. Pero en cada partido descubrió que su verdadera pasión no estaba en el campo como jugador, sino fuera de él, como estratega y formador. 

“Fue allí en el 2010 cuando inicié mis primeros espacios como entrenador en el fútbol masculino, pero fue en el 2012 cuando descubrí que en el fútbol femenino había mucho por construir”, recuerda.

Carlos tuvo sus primeros acercamientos a la dirección técnica desde el colegio, organizando equipos de básica primaria. Sin embargo, fue con los videojuegos donde realmente perfeccionó su visión estratégica. 

“Me demoraba cinco o diez minutos en hacer ajustes antes de cada partido virtual. Mis amigos se enojaban, pero yo sabía que esa planificación era clave”, comenta con una sonrisa. Con esa anécdota Ariel cuenta que ahí empezó a decidir cómo quería que jugaran sus equipos.

En 2012, tuvo su primera aventura en el fútbol femenino. En el día a día encontró que había mucho campo para ganar, que tenían talento y ganas y que las niñas y jóvenes veían en el fútbol una alternativa para ocupar su tiempo libre. 

“Me di cuenta de que las chicas tenían una gran disciplina y ganas de aprender, pero no había proyectos serios en la región que las apoyaran. Fue entonces cuando decidí formar un equipo y empezar desde la base”, dice con convicción. 

Fue así como nació Atlético Quebradas, un proyecto que integraba a chicas de diferentes colegios y que con el tiempo se convirtió en un semillero de talento.

Su perspectiva del fútbol femenino cambió radicalmente en 2018, cuando participó en un torneo en España. Allí, se enfrentó a un equipo francés que manejaba conceptos tácticos avanzados, algo que hasta ese momento Carlos solo había visto en el fútbol masculino. 

“Ese torneo me abrió los ojos. Me di cuenta de que el fútbol femenino podía ir mucho más allá, y volví con una mentalidad diferente. Desde entonces, he trabajado en desarrollar tareas tácticas y cognitivas con niñas desde los 12 años”.

Carlos también resalta el papel formativo que tuvo el fútbol sala en su proyecto. En un principio, muchas de las chicas venían del fútbol sala o de salón, lo que les daba un manejo técnico del balón que más tarde adaptaban al fútbol 11. 

A lo largo de los años, su proyecto ha crecido a pasos agigantados. “Hoy, muchas de las chicas que iniciaron conmigo están en el fútbol profesional. Ana María Guzmán, por ejemplo, está en el Bayern, y muchas otras están jugando en ligas de renombre”, señala con orgullo.

Sobre la profesionalización del fútbol femenino en Colombia, Carlos es optimista. “Hay un antes y un después en el fútbol femenino. Hoy en día las jugadoras se sienten profesionales, ven ingresos por jugar y sueñan con jugar en Europa o en la selección”, afirma. 

A pesar de los avances, reconoce que aún hay una lucha constante contra el machismo y la falta de apoyo institucional. Sin embargo, destaca que cada vez más clubes y empresas privadas están apostando por el fútbol femenino.

Su capacidad para innovar y formar talento joven lo llevó a ser parte del crecimiento del fútbol femenino en Colombia. 

Fue en el Deportivo Pereira Femenino donde Carlos realmente dejó huella. Bajo su mando, el equipo creció y se consolidó en la escena nacional. 

"Nos alejamos del fútbol directo y apostamos por un estilo donde el talento fluya, donde las jugadoras disfruten del juego. Queremos un fútbol donde la gente en las tribunas se levante de sus asientos", explica sobre su propuesta de juego. Este enfoque no solo le permitió obtener resultados deportivos, sino también desarrollar una identidad de equipo que llamó la atención en todo el país.

En el 2023, su desempeño en el Deportivo Pereira lo llevó a que más de 10,000 personas asistieran a sus partidos, un número que demuestra el impacto de su trabajo y el crecimiento del fútbol femenino en Colombia. 

"Pasamos de tener solo a las familias de las jugadoras en el estadio a ver las tribunas llenas", comenta orgulloso.

Este crecimiento, junto con su visión clara y honesta del fútbol, llamó la atención del Deportivo Independiente Medellín, uno de los clubes más importantes del país. Su contratación por el club paisa es el reconocimiento a años de esfuerzo y dedicación. 

"Medellín vio en nosotros un proyecto que busca resultados a través de la calidad, del respeto por el juego y del trabajo en equipo", asegura.

Carlos se define a sí mismo como un soñador, pero no uno que se quede solo en el anhelo. "Soy un soñador con un plan. Siempre he tenido ambición y visión, pero también sé que es fundamental prepararse y aprender cada día para lograr lo que uno quiere", concluye, mientras se prepara para liderar uno de los proyectos más emocionantes del fútbol femenino en Colombia.

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