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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se dirigió de manera velada a Siria, uno de los cinco países que votaron en contra de la resolución de condena a la invasión de Ucrania.
EFE | LA PATRIA | YEDA
El presidente de Siria, Bachar al Asad, participó ayer en su primera cumbre de la Liga Árabe tras casi 12 años de aislamiento, pero su esperado regreso a la arena regional se ha visto empañado por una aparición sorpresa del dirigente ucraniano, Volodímir Zelenski.
El máximo mandatario sirio, estrecho aliado de Moscú, acaparó todos los flashes desde que llegó a la ciudad saudí de Yeda para tomar parte en una reunión de alto nivel junto a jefes de Estado y líderes de los otros 21 miembros de la entidad panárabe.
La cita supone un bautismo de fuego para el Gobierno sirio, readmitido en la Liga Árabe hace dos semanas y que en los últimos tres meses se ha reconciliado con diversos países de la región, tras permanecer aislado desde 2011 por su brutal represión de las revueltas populares iniciadas aquel año.
Sin embargo, apenas dos horas antes de que Al Asad desfilase por la alfombra hacia la sala de ceremonias, Zelenski, enfrascado en una guerra con el principal aliado de Damasco, anunció una visita sorpresa a Yeda para "mejorar las relaciones bilaterales y los lazos de Ucrania con el mundo árabe".
Zelenski realizó una intervención centrada en la guerra que vive su país y durante la que la delegación siria, encabezada por Al Asad, se negó a "ponerse los auriculares de traducción", de acuerdo con la agencia oficial de noticias siria SANA.