LISET ESPINOZA
LA PATRIA | MANIZALES
11 velones en forma de cruz están cobijados por varias piedras del tamaño de una mano para evitar que al encenderlas el frío las apague. Algunos ya están desgastados esperando que un nuevo visitante al sector de La Gruta los reemplace y encienda otra vez las llamas por las almas de los 11 scouts del grupo IV Pirsa de Colseñora que fallecieron en ese sector hoy hace una década.
Como cada año los familiares de la Tropa Celestial arriban hasta La Gruta para hacer una eucaristía, pero este año el mal estado de la carretera retrasó los trabajos que se están haciendo en el santuario y por ello, la celebración de la misa se hará en abril dando tiempo a que mejoren el clima y la vía.
No obstante, el Colegio Mayor de Nuestra Señora oficiará una eucaristía en las instalaciones del centro educativo a las 11:00 de la mañana y a las 6:00 de la tarde los familiares de las víctimas y algunos integrantes de los scouts estarán en la Catedral Basílica.
Siempre presente
Para Édgar Mancera, padre del jefe de la Tropa, Édgar Ricardo Mancera Tabares, la muerte de su hijo es como si hubiera ocurrido ayer. "Édgar estaría ejerciendo la medicina, pues le faltaba poco para graduarse. Un hijo es un ser inolvidable. Fue una persona muy especial. Uno vive acongojado, pero hay que tener fe", dijo.
Agregó que cada mes va hasta a La Gruta para estar, por así decirlo, más cerca de su hijo, con otros padres que pasan por el mismo dolor, pero debido al mal estado de la carretera ha sido imposible volver. Asimismo, indicó que cuando ve un grupo de scouts vuelve Édgar a su mente.
Afecto constante
Ese 18 de marzo del 2006, día en que una avalancha bajó por la quebrada Termales y arrasó con los 11 scouts que estaban bañándose en el sector de La Gruta, Adriana Arango también perdió a su hijo Luis Felipe Ladino, quien no solo ayudó a organizar el viaje, sino que estaba ansioso por hacerlo, pues a su regreso ascendería de cargo en el interior del grupo.
"Luis Felipe tenía 13 años. No alcanzó a llegar a la rebeldía propia de la adolescencia. Ese día estaba tranquilo y contento. Mi relación con él era excelente, pues las demostraciones de afecto eran permanentes. Por ejemplo para nosotros era normal decirnos chao, nos vemos y te amo más allá del infinito, te quiero muchísimo, mi amor por ti es hasta el cielo y le preguntaba ¿dónde es el cielo? y me decía, no sé, hasta el infinito", comentó Arango.
Para ella este episodio de su vida es un duelo que nunca termina, una tragedia que siempre la marca. Agregó que el tiempo no transcurre, pues es como si todo hubiese pasado ayer o hace tres días.
"Uno trata de superarlo porque hay más hijos, está la familia, la vida continúa, pero se hace el mejor esfuerzo. Me pregunto cómo he podido vivir 10 años con esto", dijo.
Sobreviviendo
Adriana también piensa cuál habría sido el futuro no solo de Luis Felipe, sino de los demás compañeros. Se cuestiona el por qué no intervinieron las fuerzas divinas, pero al no encontrar una respuesta se resigna.
"La fe es la que le ayuda a uno a sostenerse, porque si no no sería capaz de soportar esto. Fue un golpe muy fuerte, funesto, como dicen los muchachos un golpe bajo, pero todos los días pienso que nos vamos a volver a encontrar".
Comentó que siente la responsabilidad de guardar algunos objetos y detalles de su hijo porque él les tenía especial afecto, lo identificaban, siente que así tiene un pedacito de él. Aún recuerda la comida, los juegos, las frases, los programas televisivos que veía. "El recuerdo es permanente uno no olvida, aprende a sobrevivir", expresó.
Los 11
Estos son los 11 scouts que fallecieron el 18 de marzo del 2006.
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