Vaya estilo de gobernar
Señor director:

Gustavo Petro tiene, sin la menor duda, un concepto de la gerencia pública y un estilo para gobernar completamente errático y naturalmente fallido en sus resultados. Estos últimos están a la vista de todos y no hay un solo colombiano que exprese mejoría en sus condiciones de vida. ¿Se acuerdan de la Alcaldía de Petro en Bogotá? Cada 45 días había una crisis con sus secretarios, a quienes sacaba en medio de una vulgar gazapera. En este Gobierno, el estilo no cambia. El mensaje de despedida a los ministros salientes fue: “Los cambio porque fueron erráticos, burócratas y miedosos”.
Tengo vivo el recuerdo de otro grupo de exministros que fueron sacados del cargo, sin siquiera avisarles. Alejandro Gaviria fue notificado que ya no era ministro por un portero del Palacio de Nariño al negarle el ingreso al edificio. Cecilia López, la economista que ocupó el Ministerio de Agricultura, fue sacada de un sombrerazo sin entender qué pasó. Y Ocampo, el exministro de Hacienda que sacó adelante una reforma tributaria, también salió por la puerta de atrás, sin explicación ni despedida.
Y saben con qué mensaje recibió Petro a los nuevos ministros: “Si alguno de ustedes tiene miedo a la prensa o a las cortes, es mejor que renuncie”. ¿Qué tal esa advertencia macabra? Es la prensa la que indaga y confronta a los ministros sobre su trabajo, sus problemas y sus crisis, y son las cortes las que hacen la vigilancia constitucional y legal de los actos de los ministros.Todo va mal, o muy mal, como la seguridad y la paz. Todo el país enredado, asustado, paralizado y en crisis. Un régimen para olvidar.
Álvaro Ramírez González


¿Énclave?
Señor director:

Varias veces un locutor de la Radio Nacional, ha pronunciado así como aparece en el título de esta nota, cuando lee las noticias internacionales. Nadie ha tenido la caridad de corregirle la acentuación: se dice y se escribe enclave, sin tilde y con acento prosódico grave (llano). Él lee la palabra, escrita correctamente como se la pasan, pero no sabe cuál es la acentuación, no conoce la tildación y entonces pronuncia el término como si fuera esdrújulo.
Esto ocurre porque en las escuelas y colegios no se enseña la gramática castellana. Los profesores embuten en las entendederas de los estudiantes páginas de García Márquez, de Ernesto Sábato, de autores actuales que los alumnos no están en condiciones de entender. En primaria y secundaria hay que enseñar por lo menos el abecé del idioma.
Atentamente,
Un profesor
 

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