Mirador y miradero (II)

Señor director:

El trece de julio del 2024 visité, en compañía de una de mis hermanas, la cabecera del municipio más joven de Caldas, el número 27: conocí a San José, “Mirador de Caldas”. Antes era corregimiento del municipio de Risaralda (Caldas), razón que explica que mucha gente siga llamándolo San José de Risaralda.

En realidad son tres los miraderos -que no miradores, porque miradores somos los que miramos- de San José. El primero es el casco urbano, desde el cual se divisan varios accidentes geográficos: la cordillera Central, la Occidental con su inmenso y hermoso Cerro Tatamá (4.000 metros de altura sobre el nivel del mar aproximadamente), el cañón del río Cauca y el valle del río Risaralda, paraísos terrenales y jardines de América ambos.

El segundo miradero es el Mirador de la Cruz, desde donde -bajo el signo de la Redención- se pueden apreciar las ciudades de Manizales y Cartago, más ocho asentamientos urbanos grandes: Palestina, Risaralda, Belalcázar, Anserma, Viterbo, El Águila, y otros dos “de cuyo nombre sí quiero acordarme” (¿La Virginia y Ansermanuevo?), amén de la represa de San Francisco con su enorme canal de desagüe para la generación eléctrica.

El tercero es el Mirador de los Santos, un alto desde el cual emprenden su raudo vuelo los parapentistas. Esto nos hizo preguntarnos si más bien el nombre de este sitio sea Mirador de los Saltos, por los saltos que al iniciar hay que dar en los parapentes.

La zona urbana cuenta con una bonita iglesia forrada por dentro en madera, con capilla para el Santísimo (como debe ser, capilla aparte, no el sagrario en el presbiterio, en el ábside de la iglesia). En el nártex (vestíbulo de entrada) se aprecian dos imágenes de bulto: una, la Sabiduría, porta un libro; la otra es la Fe y lleva los ojos vendados, pues, como enseña el Apóstol, “caminamos en la fe y no en la visión clara”.

La Biblioteca Municipal se denomina Octavio Hernández Jiménez, como merecido homenaje a ese gran señor, historiador y escritor cuyos estudios ha publicado LA PATRIA en el Papel Salmón.

Dos panaderías-cafeterías-tiendas ofrecen a propios y a visitantes las famosas “cucas” o tortagalletas apaneladas, blanditas, que según pude colegir son la golosina típica del municipio. 

Atentamente,

Don Cecilio Rojas

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