Lavar carros en la calle
Señor director:
Se volvió costumbre que los dueños de carros y motos laven tales aparatos en las calles. Desconocen que hay normas muy claras que lo prohíben y que el exceso de agua derrochada llega irremediablemente en la factura mensual. Hay personas que vuelven las calles una miseria, como aquellas que utilizan sus vehículos para transportar combustibles. Pongamosle seriedad al asunto y pensemos que el agua es un bien que escasea ante los rigurosos cambios climáticos que se avecinan.
Bernardo Molina Marulanda
El conflicto migratorio
Señor director:
No es aceptable que los gobiernos no respeten los más elementales principios de igualdad, libertad y oportunidades. La exclusión como negación de oportunidades, trae necesidades que no se pueden atender y, en consecuencia, se empieza un éxodo hacia tierras extrañas que aparentemente brindan bienestar y mejores oportunidades. Hablando con migrantes, expresan al parecer con mucha sinceridad, que por muy mal que sea en otro país, resulta mejor que vivir en el propio. Acogido este concepto como válido, es entonces cuando empieza la migración y como dice el dicho popular, a muchos o pocos les suena la flauta y es entonces cuando empiezan a comparar y de verdad encuentran mejores condiciones de vida, mejor remuneración, más oportunidades, políticas que les favorece su condición de extranjeros como beneficiarios de programas sociales y específicamente para desempeñar ciertas labores, que si bien no son relevantes, sí son bien remuneradas. Pero no en todas partes ocurre lo mismo.
Lo que de entender, es ¿por qué los inconformes con los sistemas de gobierno se van en condiciones muy precarias a despotricar, a hablar mal de éstos huyendo para otros países en iguales o peores condiciones en algunos casos , cumpliéndose aquello de llevar leña para el monte? Muchos de estos migrantes no son muy afectos al trabajo y tienen el convencimiento de que el Gobierno los tiene que cargar por obligación; otros son aventureros de profesión y para ellos estar arriba o abajo, les da lo mismo. Se dice, sin comprobarlo, que hay avivatos que prestan niños para viajar con ellos y aprovechar así la sensibilidad y la solidaridad de gente ingenua para convertir “su drama” en un negocio. Otros, son delincuentes que viajan a ayudarles a quienes se dedican a esta denigrante “profesión”.
En la viña del Señor hay de todo: buenos, malos, impostores, personajes de verdad que desean y anhelan progresar y en su país las condiciones para ellos son muy precarias y saben que después del horizonte también existen otros mundos. Se cuestiona que haya gobiernos que se hacen elegir para atropellar los intereses de sus connacionales sin ninguna consideración, es la aberración de la política como fruto de la corrupción a la cual hemos llegado por obra y gracia de tener poder para dominar a los más débiles.
Flaco servicio le hacen a su patria quienes salen corriendo y quieren que las condiciones cambien, pero sin su esfuerzo y sacrificio. Deberían quedarse para denunciar y hacer presión. Y los despóticos gobiernos, felices que les desocupen sus opositores y tienen razón.
Elceario de Jesús Arias Aristizábal