Hablar de las personas que marcan la diferencia en el día a día no debería ser cosa difícil. Sin embargo, en medio de tantas personas que hacen trabajos o realizan obras que trascienden lo que se hace ordinariamente, nos encontramos con gente de todos los niveles y todas las corrientes, que de una forma u otra hacen algo por las personas que las rodean y la comunidad en la que viven.
En Manizales hay un ser humano que ha realizado una labor que trasciende todo lo normal, ha sido clave en el mantenimiento y ayuda de personas que por diferentes motivos se encontraban y se encuentran en estado desfavorable. Sin la mano generosa de los que las ayudan habrían tenido una vida en el abandono total; pero gracias al trabajo incansable de estos paladines de una sociedad, esas personas en condiciones desfavorables pueden tener esperanza, encontrar soluciones a muchos de sus problemas vitales.
Por esos seres humanos que le dedican todo el corazón y el alma a los desprotegidos, los desvalidos, los pobres en extremo, los que normalmente se encuentran sin oportunidades, para llevar una vida digna y decente sin las afugias de la pobreza extrema y los estragos que produce, ellos tienen esperanza, demostrando que los buenos corazones y las personas generosas que esa, la esperanza es la única que no perderán.
Margarita María Gómez Uribe, es un ser humano excepcional, que ha dedicado buena parte de su vida y no poco de sus recursos, a una labor de adalid social, generosa y comprometida, trabajando en silencio y sin descanso para ayudar a esos que lo necesitan como cuestión vital, Lo hace sin alaraca, cuando dice claramente “que tu mano izquierda no sepa lo que hizo tu derecha”.
Nicolás Restrepo Escobar, le dio el galardón que la acreditaba como Caldense del Año 2021, escogida por un jurado que le exaltó su entrega, dedicación y apoyo a obras sociales. "Es un ejemplo para nuestra sociedad por su liderazgo admirable, generosidad, compromiso social, bondad, prudencia, discreción y afecto demostrado a través de todas las obras apoyadas en las áreas de educación, salud, nutrición infantil, tercera edad y temas de ciudad que han hecho de Manizales un mejor lugar para vivir".
Ese comportamiento no fue producto del azar, lo heredó de sus padres, Daniel Gómez Arrubla y María Teresa Uribe Ocampo, que le enseñaron el valor de la acción social. Ella formada con dignidad y rectitud sin par, hacia su trabajo con recato, sin que las personas estuvieran testimoniando su infinita generosidad. Pero su obra no solo ha sido muy generosa, ha sido de una magnitud, que pasa todo lo que se puede esperar del que ayuda. Su fortuna no crece para acumularse. Sin fin, lo ha hecho para repartir, buena parte de lo que gana, con esos seres humanos que sin su ayuda, habrían pasado momentos muy difíciles, si no imposibles de vida.
Y no lo hace en una sola institución, lo hace en varias, ayudando con generosidad y amplitud a todos los que en su camino lo han necesitado. Bien lo dice Diego Ramírez, “Los grandes benefactores sociales como Margarita María, que manejan un bajo perfil, son justamente las más merecedoras de los reconocimientos y homenajes de parte del conjunto social”.
No me cabe duda de la satisfacción interior que siente ella y toda su familia con las obras en las que ayudan, siguiendo el principio de dar sin perder, sin esperar recibir.
Todo mi respeto, admiración y aplauso para Margarita.