Ante la muerte se agolpan en la mente los porqués: ¿Por qué tan niño o joven? ¿Por qué si rezamos? ¿Por qué sin cumplir sus sueños?
Según sus creencias alguien dirá: “Dios sabe como hace sus cosas”, “Acepta la voluntad divina”, “Quién sabe de qué lo libró Dios”.
“Ya tienes un angelito en el cielo”, “te comprendo”, “sé fuerte”, tranquilo que el tiempo cura todo”.
Son frases que no solo no ayudan, sino que suelen despertar rabia en el doliente que las escucha. Además son mentirosas.
Dios no decide la muerte de nadie porque esa partida la programó cada alma antes de encarnar. Lee “El plan de tu alma”.
Nadie se convierte en ángel, nunca comprendes la honda pena del otro y el tiempo no cura nada, antes bien, suele agrandar un mal.
En un duelo abraza sin hablar. Es lo más sensato y amoroso. Hazte sentir pasados los días porque al inicio el otro está en shock.
Pregunta al doliente qué desea. Puede ser que estés en silencio a su lado. Lee más en mi libro “Muerte un paso a la vida”. Con dos partes: 1 Para el duelo. 2 Ver la muerte de otra forma y alejar los temores.
@gonzalogallog