Para cualquiera es un buen reto la confrontación entre deseo y autocontrol o entre gratificación inmediata y demora.
Depende de controlar la impulsividad y la capacidad de gestionar las emociones, y tener voluntad.
Según estudios con niños, los que a esa edad buscan una recompensa inmediata, corren un gran riesgo.
Si no aprenden a dominar sus impulsos, eso mismo harán años más tarde con estos resultados: tener una conducta impulsiva, un bajo amor propio y ser impacientes e indecisos.
Soportar peor el estrés y ser más propensos a discutir y pelear. ¿Qué pasa si crecen en autocontrol?
Ser más pacientes, tener mayor predisposición al aprendizaje, razonar y concentrarse mejor. Ser capaces de llevar a cabo los objetivos planteados con mayor decisión y tener mejores puntuaciones en los estudios.