Hay un medio muy sencillo para identificar el apego afectivo que suele disfrazarse de amor genuino. Busca un lugar calmado, relájate, piensa en las personas que dices amar y di en tu interior: “Te necesito”. Sí así lo sientes, eso que llamas amor es un apego camuflado y tu relación es posesiva.
Otra manera de verlo es mirar si tu felicidad depende de estar con esa persona o no. Cuando necesitas del otro y sin él no puedes ser feliz, creas ataduras y no amas con desapego, sino con una sufriente dependencia. Todo apego trae dolor.
Es claro que llegar a un desasimiento total es bien difícil, pero tu reto es aprender a amar con libertad. Cuando seas capaz de decir sin titubeos: “Te quiero pero no te necesito”, entonces vas por el buen camino. De estos hablan todos los Maestros Espirituales, pero el secreto no es saberlo sino vivirlo.
Con Dios en tu ser nada te falta porque Dios basta. Ámalo y podrás soltar y romper cadenas invisibles.