Poco antes de comenzar el campeonato, el técnico Herrera lamentó que algunos jugadores contactados no quisieron venir a Once Caldas y puso en entredicho algo que el hincha casi siempre valora, como es el orgullo que muchos profesionales sienten de vestir esta camiseta.

Se especuló con nombres: Daniel Ruiz, Eduardo Sosa, Larry Vásquez, Daniel Mantilla, Jefferson Duque, Dorlan Pabón, aunque nunca se comprobó que estuvieran en los planes.

Palabras más, según lo dicho por el Arriero, el plantel que tuvo en mente no lo pudo armar. Aceptemos, en gracia de discusión, que varios de ellos se hubieran negado. No creo que, porque Manizales haya perdido el encanto, menos su equipo con estrella internacional. Son los ofrecimientos, parte económica y relación contractual, los que no gustan para esas negativas.

Recuerdo, igualmente, que en la Liga del semestre pasado cuando se perdió en casa 1-2 frente a Pereira ¡fecha 8! Herrera manifestó que le faltaban piezas y que las estaba buscando. Luego llegó la racha de cinco victorias seguidas y el discurso cambió.

Clasificó Once Caldas con penurias, no obstante esas maravillosas siete jornadas con seis triunfos y un empate antes de perder el invicto contra Fortaleza 2-0 en Bogotá, y al concluir el torneo el concepto generalizado fue: con refuerzos esta historia se puede contar distinta.

Fue insistente Herrera en las ruedas de prensa –hasta cansón se volvió– pero cumplidos cinco partidos con liderato e invicto (sin contar con que ayer enfrentaba a Patriotas en Tunja) la campaña es envidiable, al punto de que ya la meta creció y hasta de pelear título se habla.

Fueron vinculados ocho futbolistas, siendo curioso que, en el plantel titular, de entrada, sólo tenga cabida Michael Barrios. ¿Qué pasa? Lo que siempre se ha manifestado: trabajo acumulado, tiempo, liderazgo, repeticiones y un grupo comprometido, con mística.

Aquí no vinculan estrellas, traen futbolistas sin mayor reconocimiento, de clubes con los que es fácil negociar: Barrios, el goleador, fue echado del América; Lucas y Zapata provienen del Cúcuta de la B; Mejía es propio, Nacional no lo compró; Contreras, Guzmán, Arteaga, Hernández, son semidesconocidos.

La clave está en el rendimiento, y hay casos puntuales. Por eso a quien se debe buscar es a ese descubridor de talentos ¿Quién está detrás de esas recomendaciones? El entrenador da el visto bueno y los dirige, pero se me antoja que los del ‘buen ojo’ son otros.

El portero Aguirre fue suplente toda su vida en Bucaramanga, hasta 2023 cuando tuvo una temporada interesante. Sergio Palacios es un pelado de 19 años, que vino a probar suerte; Mateo García tiene 26 y no tenía pasado en la A; Juan Pablo Patiño era suplente en Alianza; Juan Cuesta ni siquiera había militado en Colombia, y son el soporte de la campaña.

Hay alguien, o son varios, y parece que están ahí en el cuerpo técnico, con visión futurista, conocimiento, que hacen seguimiento al fútbol en sus distintas categorías, contribuyen y aplican perfectamente para el negocio de los dueños.

Con esto reafirmo lo que siempre he pensado, que Once Caldas es el resultado de una buena gestión deportiva más que fruto de decisiones atrevidas, de alto impacto, o producto de una adecuada estrategia gerencial.

Por cierto, es una empresa, y como tal sus éxitos, dividendos o realizaciones tocan todas sus esferas, y beneficiado también sale el presidente Castrillón, seguramente feliz porque “sin querer, queriendo” y con una nómina barata está siendo protagonista.

Hasta la próxima...