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La Región Administrativa de Planificación (RAP) del Eje Cafetero acaba de tener un gran logro: su trabajo en equipo y complementación fue un argumento tan poderoso que al Gobierno Nacional no le quedó más camino que entregarle la responsabilidad de organizar los XXII Juegos Deportivos Nacionales y los VI Paranacionales del 2023. Serán 17 días de fiesta deportiva, del 10 al 26 de noviembre, donde el deporte colombiano se reunirá en el Eje Cafetero.

El hecho de que los gobernadores Carlos Osorio, del Quindío; Sigifredo Salazar, de Risaralda, y Guido Echeverri, de Caldas, hubieran echado a andar la idea y recogido los respaldos de las respectivas capitales y de los congresistas de la zona fue vital para el resultado obtenido. El Valle del Cauca, que también fue incluido para algunas disciplinas acuáticas, también está de plácemes.

El Eje Cafetero le ganó a las propuestas de Cesar, Meta, Tolima y Boyacá, luego de los análisis del comité evaluador que viajó a las regiones a conocer el estado de los escenarios y verificar los otros argumentos presentados. En nuestro caso la ubicación estratégica en el centro de Colombia, la capacidad hotelera (7.670 camas), los terminales aéreos, la cercanía entre ciudades, la red hospitalaria y los buenos índices de seguridad, entre otros, fueron clave para la escogencia. Estas son características de nuestra región que constituyen fortalezas innegables para gran cantidad de iniciativas que podrían impulsarse en todos los campos.

Ya es un hecho que en Pereira se tendrá ajedrez, arquería, béisbol, boxeo, ciclismo en pista, fútbol sala, yudo, lucha, natación, tenis de campo, tiro deportivo, voleibol, voleibol playa, rugby y tejo. En Armenia atletismo, bádminton, baloncesto, balonmano, bowling, ciclismo de ruta, gimnasia artística, hapkido, levantamiento de pesas, golf, gimnasia rítmica y gimnasia trampolín, y en Manizales actividades subacuáticas, atletismo maratón, billar, ciclomontañismo, ecuestre, esgrima, fútbol, fútbol de salón, karate do, patinaje de carreras, taekwondo, tenis de mesa, triatlón, patinaje artístico, baloncesto silla de ruedas, boccia y baloncesto auditivos.

El buen estado de los escenarios deportivos, algunos de los cuales sirvieron en el pasado para otras justas de importancia, fue factor determinante. Aquí hay infraestructura para desarrollar las competencias en distintas disciplinas, aunque son necesarios campos propios para todas las actividades, por lo que habrá que construir nuevos escenarios deportivos. Haber sido sede en el pasado de otros torneos nacionales e internacionales evidencia que tenemos plenas capacidades para asumir con éxito el nuevo desafío.

La inversión total para la realización de los Juegos del 2023 será de $109.354 millones, de los cuales el Gobierno Nacional aportará $49.209 millones a través del recién creado Ministerio del Deporte. Los otros $60.145 millones saldrán de las arcas de los tres departamentos y tres capitales. Los recursos serán invertidos en adecuaciones, reparaciones y mantenimiento de escenarios deportivos; también deberán construirse algunas infraestructuras, y otros asuntos administrativos como hospedaje, transporte y demás logística requerirán inversión. Hay un gran compromiso regional, donde el sector privado y la sociedad civil también han puesto su parte.

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Esta es una idea en la que se percibe la unión, el trabajo en equipo, dejando atrás diferencias que solo han servido para debilitarnos ante el resto del país. Después de la amarga experiencia de los juegos realizados en el Tolima y Chocó, donde la corrupción fue la gran ganadora, la idea es dejar muy en alto el nombre de la región y poder tener nuevas oportunidades en el futuro para eventos inclusive más grandes, y no solo deportivos sino en cualquier otro ámbito de relevancia.