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Por eso es tan importante que el Gobierno cumpla lo firmado en este primer acuerdo formal con el sector privado. Ya se había dado una reunión en Cartagena, de la que no se logró algo concreto, más allá de la foto oficial y protocolaria.

El pacto entre Gobierno y sector privado quedó sellado el viernes en Caldas durante el Foro Reactivación Económica, Confianza para Crecer, que organizó el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre) y en el que se firmaron seis compromisos para apalancar la infraestructura, la vivienda, el crédito agropecuario, la industria y el turismo, la transición energética y el empleo e innovación. La meta es dinamizar la economía frente su lento crecimiento. El primer trimestre de este 2024 cerró con solo 0,7% y se estima que este año terminará entre 1,4% y 1,8%.

Otra cosa sería si el Gobierno, desde hace dos años, se hubiera sentado a escuchar lo que tenía para decir y aportar el sector privado, el gran generador de empleo en Colombia; lo que no es ni será ningún gobierno, como dijo en este evento el alcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas. Sin embargo, hubo fue un distanciamiento que no llevó a nada positivo, teniendo presente que la economía venía de sufrir con la pandemia, y hoy la confianza se hace más difícil de recuperar.

Por eso es tan importante que el Gobierno cumpla lo firmado en este primer acuerdo formal con el sector privado. Ya se había dado una reunión en Cartagena, de la que no se logró algo concreto, más allá de la foto oficial y protocolaria. Sin embargo, pensando en beneficio del país, hay que darle el voto de confianza al Gobierno y esperar a que en un mes y medio, en el que se comprometió a entregar la hoja de ruta, sí empiece a ejecutar y a cumplir los cronogramas en proyectos de estas seis áreas. Es algo urgente, como única forma de reanimar la economía nacional.

Hay que empezar a revitalizar sectores como los de infraestructura y vivienda, que han perdido su capacidad de generar riqueza y requieren un plan claro de intervenciones y financiación, como pidió Camacol; frenar también la caída del mercado local, como expuso Analdex, lo que ha llevado a buscar mercados afuera y eso explica el crecimiento de las exportaciones diferentes a las mineroenergéticas; hay que seguir bajando las tasas de interés, porque a pesar de tener un plan de créditos tasado en cerca de $30 billones para el agro, los recursos no alcanzan para asegurar las cosechas, como expuso la Sociedad Colombiana de Agricultores.

El presidente Petro quiere combinar inversiones forzosas en una ley de financiamiento, alrededor de la transición a una economía descarbonizada. Dicha ley se enfoca en compensar la reducción de la inversión en el Presupuesto General de la Nación del 2025 debido al pago de la deuda, y las inversiones forzosas, que también han aplicado otros presidentes, significan sacar un porcentaje del ahorro de los bancos para destinarlo a crédito barato para la industria, el agro, mejoramiento de vivienda y turismo. Hay que ser cuidadosos, porque no se puede generar pánico financiero entre ahorradores. Cualquier pacto debe ser para mejorar productividad, atraer inversión y generar más empleo. No para sumarle problemas a la economía colombiana.