Así estaba vestido Luis Felipe Londoño Mejía el último día que tuvo comunicación con su familia.

Foto | Cortesía | LA PATRIA

Así estaba vestido Luis Felipe Londoño Mejía el último día que tuvo comunicación con su familia.

Luis Felipe Londoño Mejía partió a México el pasado 22 de septiembre con el objetivo de asistir a un concierto de rock en Ciudad de México y después cruzar la frontera para encontrarse con su hijo en Estados Unidos.

Pero desde el viernes no volvieron a saber de él y desconocidos empezaron a llamar a sus familiares para que les den dinero, pues aseguran que lo tienen secuestrado y si no cumplen con sus exigencias, lo entregarán a la mafia.

Su hijo les dio 1.500 dólares (unos $6 millones) con la esperanza de tener una prueba de supervivencia, pero contrario a la petición, empezaron a pedir más sin dar mayor información.

La familia decidió acudir al Gaula de la Policía en Manizales y denunció el hecho, y ahora acude a la Embajada de Colombia en México, a la Cancillería y a las entidades nacionales para que les ayuden a encontrar a su ser querido.

 

Lo interceptaron

Luis Felipe se hospedó en un hotel de la capital mexicana durante tres días. Acudió a ver a la banda estadounidense de rock Fall Out Boy el 25 de septiembre en el Palacio de Deportes.

Al día siguiente partió desde la terminal norte con el objetivo de llegar a Nogales, en el estado de Sonora.

Durante el viaje, el manizaleño le indicó a su familia que tuvo un susto, dado que dos sujetos vestidos como policías detuvieron el bus y lo registraron a él.

Les respondió que iba de turismo hacia Nogales y, luego de una requisa, continuaron la marcha. Otras personas que viajaban en el vehículo indicaron que esos no eran agentes. Fue lo último que les contó a sus allegados antes de perderle el rastro en la tarde de ese viernes 27 de septiembre.

Preocupados por su suerte, el lunes pasado enviaron una solicitud a la Cancillería de México en Estados Unidos para saber si se adelantaba algún procedimiento migratorio, pero no les dieron respuesta.

El martes, sus familiares empezaron a recibir llamadas de números desconocidos. Una voz masculina con acento mexicano que se identificó como miembro de migración empezó a hacer preguntas, lo que empezó a levantar sospechas.

Luego de eso, los supuestos secuestradores se comunicaron con el hijo y le hicieron la exigencia económica. Desde que se efectuó el pago, continuaron con el asedio, pero sin dar respuesta sobre el paradero de Luis Felipe.

 

Aumentan exigencias

Los delincuentes que aseguran tener en su poder al manizaleño ya pidieron $32 millones a los afectados.

 


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