LEIDY TATIANA CEBALLOS

LA PATRIA | MANIZALES

Desde las llanuras del Vichada, Ricardo Alarcón emprende un viaje de seis días hasta Manizales. Al volante de la tractomula, cargada con 34 mil kilos de maíz amarillo nacional, cruza montañas, valles y neblinas, hasta llegar al sector de Las Galerías. Allí, por fin, se detiene y el grano, recién traído, comienza a ser parte esencial de las recetas que anuncian la llegada de diciembre.

Este maíz, que ha recorrido largos caminos, llega a las manos de Albeiro Mosquera López, quien fundó Granos Caldas hace 20 años. En su empresa se comercializan frijoles, lentejas y otros granos, pero es el maíz el que ocupa un lugar especial. Dos veces al año, Albeiro envía la tractomula de la empresa para traer el maíz de regiones como Valle del Cauca, la Costa Caribe y, recientemente, de los Llanos Orientales. Aunque su propia cosecha se da entre septiembre y finales de enero, algunas zonas como el Vichada logran tener maíz disponible justo a tiempo para las fiestas decembrinas.

En Caldas, este grano esencial es mucho más que un ingrediente: es el alma de muchas recetas tradicionales que cobran protagonismo en Navidad. En Granos Caldas, Albeiro Mosquera López comprende las necesidades de sus clientes. El producto más buscado es el maíz trillado, conocido como "de primera", ideal para el consumo humano. Este insumo, seleccionado con cuidado, se vende a 2 mil 700 pesos el kilo y se convierte en el corazón de las natillas y los buñuelos, delicias que llenan de sabor y tradición las mesas caldenses durante las fiestas decembrinas.

En diciembre, Granos Caldas vende un equivalente a la tercera parte del maíz que comercia en los otros 11 meses del año.

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Tiempos de tradición

Granos Caldas adquiere el producto directamente de los distribuidores por 2 mil 200 pesos el kilo, pero el precio de venta varía según su destino. El grano sin trillar, empleado principalmente en natillas y otras preparaciones tradicionales, cuesta 3 mil pesos el kilo o 2 mil 700 para compras superiores a 1.000 kilos. Por su parte, el retrillado, utilizado en arepas, tamales y empanadas, alcanza un valor de 3 mil 200 pesos el kilo y se convierte en un favorito durante las celebraciones. Esta diversidad de precios refleja la alta demanda en la temporada navideña, cuando las mesas se llenan de sabores que evocan unión y tradición.

Este aumento en la demanda local no es una excepción, ya que el maíz en Colombia también sigue una tendencia de crecimiento. En el 2023, la producción del grano en Colombia se situó alrededor de 1,6 millones de toneladas (MMT), y se espera que esta tasa aumente en los próximos años. De hecho, el tamaño del mercado se estima en US$143 mil millones en el 2024 y se espera que alcance los US$166 mil millones en el 2029, creciendo a una tasa compuesta anual del 3,01% durante el período previsto (2024-2029), según Agronegocios.

Este crecimiento se refleja también en las necesidades de los clientes más fieles de Granos Caldas, quienes, como cada diciembre, recurren a la tienda para abastecerse de maíz para sus recetas navideñas. Fábricas de arepas como La Brasita, Normandy, Arepas del Bosque y Arepas de Fátima son parte de esa clientela constante, al igual que supermercados como El Uno A y Mercaldas, que, en esta época del año, aumentan su compra.

La bonanza maicera en diciembre se da para satisfacer la demanda de los caldenses que, como es tradición, no pueden faltar a la cita con las arepas y los tamales en sus mesas de Navidad.

Granos Caldas distribuye maíz trillado a $2 mil 700 el kilo y sin trillar a $3 mil, atendiendo la alta demanda de diciembre, cuando las familias caldenses preparan natillas, tamales y buñuelos.

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De la tierra a la mesa

El maíz, para María Eugenia Urrego Marín, de 60 años y habitante de la vereda Alto Lisboa en Manizales, es mucho más que un ingrediente en la Navidad; es el símbolo de la unión familiar, el que reúne a los seres queridos, sin importar la distancia, para compartir en torno a la mesa.

Esta tradición se remonta a generaciones, como lo recuerda María del Carmen Medellín, de 61 años y residente en el barrio Campohermoso, quien evoca con cariño las costumbres de sus abuelos y bisabuelos, que comenzaban la cosecha del grano entre septiembre y octubre, especialmente para preparar natilla y buñuelos en las fiestas decembrinas.

Precisamente, durante estas festividades, la demanda del 'grano de oro' se dispara, alcanzando sus picos en diciembre, con la Navidad; en enero, con las ferias, y en abril, durante la Semana Santa. Como señala Albeiro Mosquera, normalmente, Granos Caldas vende alrededor de 125 mil kilos al año, pero durante estos meses de alta demanda, esa cifra se incrementa en unos 43 mil 500 kilos, alcanzando un total de 168 mil 500. Este aumento refleja que el maíz, año tras año, es el ingrediente esencial para festejar en las mesas caldenses.

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