Jaime Monsalve, periodista cultural, jefe musical de Radio Nacional de Colombia, manizaleño y autor del libro En surcos de colores.

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Jaime Monsalve, periodista cultural, jefe musical de Radio Nacional de Colombia, manizaleño y autor del libro En surcos de colores.

Jaime Monsalve, periodista cultural manizaleño y jefe musical de Radio Nacional de Colombia, habló con LA PATRIA Radio sobre su libro En surcos de colores, de Rey Naranjo Editores. Esto dijo:  

 

¿De qué se trata En surcos de colores?

En surcos de colores es básicamente, como lo dice su subtítulo, una historia de la música colombiana a través de 150 discos

Lo que quisimos fue recopilar 116 años de música grabada en Colombia, a partir de la primera grabación de un colombiano alguno, que se dio en el año 1908

Hasta grabaciones recientes y de nuevas tendencias. Todo ello para revisar cómo el país, históricamente, tiene en su música un baluarte, un fenómeno muy versátil, muy diferente lo uno de lo otro a la hora de comparar, pero que definitivamente es una patria rica en música y en sonoridades grabadas. 

No tiene una pretensión historicista el libro, pero sí quiere un poco revisar en 150 discos cómo fue evolucionando la música del país en sus diferentes géneros, tanto los géneros vernáculos, como aquellos extranjeros que tuvieron desarrollo en Colombia, llámese rock, jazz, bolero, salsa, reggae, etc

 

En el listado están Rodolfo Aicardi, Teresa Gómez y Fruko y sus Tesos, Karol G, Juanes, Alcolirykoz y usted mismo dice que es un libro para el disfrute, ¿cómo nació la idea de hacerlo?¿disfruto escribiendo?

Sí, lo disfruté mucho. El libro nació por iniciativa de los editores de Rey Naranjo, básicamente de John Naranjo, quien ya había trabajado un par de libros con un aspecto similar, dedicados a reseñas de discos. 

Al convocarme, creo que estaba buscando a alguien que, como lo he venido haciendo a través de 30 años ya de oficio, tuviera un bagaje en torno a las músicas del país. 

Algunas de ellas poco exploradas desde la crítica y el comentario recientemente.

Tengo una gran cantidad de colegas a quienes admiro, aprecio y sé de su valía, que de todas maneras están haciendo una oferta muy importante, pero que es una oferta muy ligada a lo más reciente

Yo como melómano, también un poco como coleccionista de viejos discos, me ha interesado mucho el pasado de nuestra música para establecer mediante ese pasado lo que es el presente y lo que podría ser el futuro. 

Un presente que es provechoso, próspero en muchos aspectos y que en este momento nos tiene en muy buena mira por parte de los oyentes internacionales y por parte del mercado internacional. 

Pero que tuvo un pasado también. Así que creo que la elección de John Naranjo al haberme elegido a mí o al haberme planteado a mí el ejercicio, que yo acepté inmediatamente con mucho entusiasmo, fue un poco revisar ese bagaje que he tenido de estas tres décadas dedicadas tanto a la radio como al periodismo escrito en la fuente cultural con énfasis en lo musical.


Usted en el prólogo se plantea preguntas como cuál es el papel de la crítica o de la inteligencia artificial con respecto a lo que nos recomiendan escuchar, pero también dice que es un buen momento musicalmente para Colombia, sin desconocer su pasado. ¿Cómo es eso? 

Sí, yo creo que es un libro que no tiene que leerse de corrido, que se puede comprar, se puede dejar reposar, se pueden leer dos, tres reseñas, dejarlo nuevamente a un lado, volver a otras lecturas y de repente con alguna curiosidad en particular volver al libro

Además, el libro no tiene un afán enciclopédico. Sin embargo, por ejemplo, el editor del libro, Alberto Domínguez, un editor muy acucioso, decidió que el libro tenía que tener un índice onomástico. 

Que todos los músicos que fueran mencionados, así no tuvieran reseña grande, tuvieran un índice al cual uno pudiera llegar hasta esos músicos. Eso le da cierta valía enciclopédica al libro o de diccionario para que la gente pueda recurrir a él en tanto necesite información sobre determinados músicos o sobre determinados fenómenos. 

El prólogo definitivamente es un poco pesimista respecto a los fenómenos. Pero no soy un nostálgico, no siento que se hayan vivido tiempos mejores en las grabaciones antes que hoy. 

Estoy siendo testigo de un momento particularmente bueno para la música colombiana y  creo que parte de eso también está reflejado en la solicitud de un editor de que hiciera un libro como este. 

Estamos en una suerte de redescubrimiento muy importante de piezas de nuestra arqueología musical y a la vez estamos siendo bombardeados por cantidad de oferta fantástica de músicos independientes e incluso también, por qué no decirlo, de músicos de la onda más comercial, urbana, incluso de lo que llamamos la corriente popular. 

Celebro todo eso y el libro es una manera de celebrarlo. 

Me hago preguntas muy serias y muy pesimistas, si se quiere, en el prólogo. Pero como lo digo en el mismo prólogo, les prometo que las 150 reseñas son un poco menos desangeladas que la perspectiva pesimista con la que empiezo a asumir yo el libro.

 

Con respecto a su libro, uno podría decir que los contenidos de las canciones de los artistas colombianos eran y siguen siendo muy marcados por todo lo que ha sido la violencia en el país. ¿Cómo lo analiza usted? 

Es una realidad que nos ha tocado vivir. Nos ha tocado un país con una situación históricamente muy difícil, de unos contrastes absolutos, y dentro de eso que nos ha pasado de negativo y con lo cual tenemos que vivir de alguna manera todavía hoy, es algo que no puede estar exento de la mirada en las artes, en cualquiera de ellas. 

Toda arte es política, y la música no lo es menos. Y lo veo en muchos de estos fenómenos. 

Uno se pone a mirar y, por ejemplo, un artista que nos dio tantos momentos de risa y nos lo sigue dando en diciembre, puede ser Octavio Mesa. 

Pues Octavio Mesa escribe en una clave de palabras muy altisonantes, como solía usar él, un tema como el jornalero.

El jornalero no deja de ser un tema muy gracioso, todo lo que uno quiera, pero en el trasfondo es un tema de protesta, un tema que habla de las condiciones del jornalero frente al patrón

Entonces ya estamos mirando cómo incluso en los movimientos menos políticamente dedicados o menos contestatarios, sí hay de todas maneras unas huellas, sí hay unos parteaguas respecto de cómo hablar de la situación de Colombia sin necesariamente ser muy literales. 

Como lo fue en su momento la música de la nueva canción colombiana con Pablus Gallinazus y con Ana y Jaime que también tienen reseña y que vivieron momentos donde había que ser mucho más literal a la hora de asumir las cosas y de poner el dedo en la llaga directamente. 

Cosa que no hacen otros géneros, pero que son géneros que sí nacieron en unos momentos muy álgidos de nuestra vida

El rock colombiano de la década del 80 en adelante está perfectamente marcado por la imposibilidad de que artistas grandes vinieran al país por situaciones que ya conocemos. 

Está marcado por el hecho de que no hubiera una escena rockera o festivalera. 

Está marcado también por una sociedad llena de pacatería, la sociedad que en los 60 no tenía ningún empacho en mandar a peluquear a los hippies en radio, por ejemplo. 

Este tipo de situaciones que hacen parte de lo que como sociedad hemos sido ha definitivamente marcado nuestra música. 

 

Escuche la entrevista completa aquí: 

 


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