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Fernando Antonio Duque Gómez, manizaleño, arquitecto y dibujante.
Fernando Antonio Duque Gómez, manizaleño, arquitecto y dibujante habló con LA PATRIA Radio sobre la inauguración de la exposición de su obra en el Centro Colombo Americano de Manizales este jueves (30 de enero) a las 6:30 p.m. con 120 cuadros de sus dibujos. Esto dijo:
¿Quién es Fernando Antonio Duque?
Realmente inicié la carrera de arquitectura en la Universidad Nacional acá en Manizales.
Soy de una familia de 13 hijos y solo quedábamos en Manizales mis papás y yo.
El resto habían emigrado a Bogotá, a Europa y otras partes.
Y en tercer semestre mis amigos me llevaron para Bogotá.
Entonces terminé la carrera en Bogotá, en la Universidad de Los Andes.
Luego fui profesor, me nombraron profesor del área de dibujo en arquitectura. Allá trabajé con la Alcaldía y demás.
Hace 50 años que estoy en Bogotá.
¿Cómo terminó regresando a Manizales y exponiendo su obra?
En una ocasión con un grupo de amigos del colegio, en un encuentro de 50 años de graduados el año pasado, surgió todo.
Hago dibujos, pero en papelitos, en servilletas, y les tomaba fotos y se las mandaba a mis amigos por internet.
Y empezaron a molestarme y a preguntarme: "¿Dónde están?"
Estaban en un baúl y me dijeron: “Hay que sacarlos del baúl”.
Entonces, uno de ellos es de la junta del Colombo. Habló con Clara, la directora y le contó.
Ella no sabía que yo dibujaba, ni se acordaba quién era Fernando Duque.
Y entonces todo empezó hace un año para organizar la exposición de mis dibujos.
Aquí me tienen en Manizales de nuevo.
Soy artista por nominación de mis compañeros del colegio. Yo no me declaro así todavía, me da pena decir que soy artista, no sé qué soy: Hago monachos.
¿Qué se van a encontrar en la exposición los asistentes?
Lo único en lo que soy organizado es en guardar papeles.
Coleccionaba mis papeles, mis dibujos de servilletas. Entonces van a ver mis dibujos transformados desde 1980.
Además, antes de la pandemia tuve un percance. Me operaron de los pulmones.
Y eso me traumatizó porque me descuadró la vida. Con la pandemia me dijeron; Usted se queda encerrado, porque si lo coge la pandemia no llega a la intubada.
Me sacaron medio pulmón derecho y el resto estaba vuelto miseria por el pie rojo sin filtro.
Entonces a raíz de eso me dediqué en la pandemia a escanear todas mis hojas de dibujos.
Son como 6.000 hojas de dibujo, y cada una es tamaño carta y cada una tiene 25 dibujitos distintos.
Entonces la exposición incluye las nuevas metodologías, que son computador, manejo de programas de diseño, Photoshop, PowerPoint, etc.,
Empecé a sacar detalles de esos dibujos y empecé a armar algo entre mis trazos, diseño gráfico y con temas medio sarcásticos de mis dibujos.
No son caricaturas, pero son cosas sarcásticas.
¿Sus amigos del colegio lo acompañarán en la inauguración?
Sí, los tengo allá clavados montando la exposición. Y fuera de eso vienen ocho compañeros de Bogotá.
Yo resido en este momento en Anapoima por el problema de los pulmones. Porque en Bogotá hay que estar 24 horas pegado a la tripa del oxígeno. En cambio Anapoima está a 700 metros, entonces me puedo mover sin oxígeno. Aquí sí me toca.
Pero va a ser muy bonito lo que va a pasar, porque se van a juntar mis mejores compañeros de la niñez con mis mejores amigos, que son siete.
Todo va a ser para uno reírse, no esperen encontrar el retrato religioso monumental.
¿Se vienen más proyectos? ¿Cree que la exposición abre otras puertas?
Sí, esto ha sido como el renacer del ave fénix.
Porque esto ha sido duro. Lo primero que me dijo el médico cuando salí de cirugía fue: “Hay una noticia buena y una mala”.
“La buena es que el tumor era lindísimo en el pulmón y ya le saqué el lóbulo superior. El resto: sus pulmones parecen la cueva de Rolando.Y la mala es que usted tiene que olvidarse de su profesión”.
“Usted puede diseñar en computador lo que quiera. Pero usted es incompatible con el cemento, la arena y la mugre. Eso lo mata”.
Una persona tiene el 100% de capacidad funcional normal, yo estoy como en el 65%.
Entonces fueron dos años muy tristes. Entonces mis dibujos eran una cosa que yo hacía, pero yo me iba amargando, siendo honesto.
Hasta que con esta exposición mis amigos me convencieron de mostrarlo. Fue textualmente el renacer del ave fénix.
Me dije a mí mismo: Tengo esto todavía, puedo seguir con esto, no tengo límites.
Espero que vengan más proyectos, más conversaciones.
Esto ha sido una inyección de pilas impresionante y estar ahora con los amigos y mañana con ellos me genera nervios. Estoy con los pelos de punta, pero seguramente también va a ser una reconexión.
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