Fotos I Cortesía I.E. Cañamomo Lompaprieta I LA PATRIA
Juan Pablo Zamora y Kevin Peláez, actores extras; Silvana Guerrero, la Gata; Duberney García, Pepsy; Danna Aricapa, asistente de sonido; Sergio Guerrero, Gatillo; Arquímedes Otagri, sonidista; Freider Yulián Trejos, director de Alucinógeno; Eric Cruz, actor; Brayan Yesid Restrepo, Noventa; Victor Manuel Hernández, productor de campo; Wilder Andrés Gutiérrez, Juanjo, y Andrés Felipe Guerrero, Veneno.
LA PATRIA I Manizales
Juanjo forma parte de la banda criminal. Con sus compinches asaltan, amenazan, matan y cumplen lo que en el bajo mundo llaman vueltas. Juanjo busca una salida de la delincuencia y encuentra en la música y el amor sus opciones. Pepsy, compañero de la pandilla, considera que la plata es, como sea, la alternativa. El filme plantea: Arte o violencia, ¿quién ganará?
La reflexión llega a las butacas de quienes durante 56 minutos y 45 segundos observan el largometraje Alucinógeno, producido por el grupo Líricas de la Montaña.
El director, los productores, los actores y auxiliares son estudiantes, profesores y egresados del colegio del Resguardo Indígena Cañamomo y Lomaprieta de Supía, municipio del occidente de Caldas.
Ellos llegaron a la pantalla gigante. Al principio, como en las grandes producciones, se leen los créditos. En una burbuja en movimiento y un fondo negro emerge: Estudios FYTV presenta ALUCINÓGENO. Segundos después, en el transcurrir de la primera escena sobre un atraco callejero en moto, aparecen en letras negras: Dirección General Freider Trejos Villada. Producción de campo Víctor Manuel Hernández.
El bueno de la película es Wilder Andrés Gutiérrez (Juanjo). "Me sentí muy bien con este papel. Mostramos la realidad que viven muchas personas en Colombia, de mucha gente que está al margen de la ley. Quisimos llevar un mensaje en el sentido que el arte y el amor nos pueden cambiar la vida".
En Alucinógeno Silvana Guerrero es la Gata. Ella esa enamora de Juanjo, pero él no le corresponde. Quien sí se derrite por ella es Pepsy. Escena tras escena es rechazado por la Gata. Por eso, además de malo, se convierte en el 'sapo', quien trae y lleva chismes de Juanjo a Noventa, el jefe.
Antagonismo
Duberney Ramírez, egresado del colegio del Resguardo, es Pepsi. "Ponerme en ese rol de malo, de sicario, fue algo nuevo, una experiencia. Es un papel con el que mucha gente se identifica, pues hay mucha violencia cotidianamente, se nota en nuestro entorno, en nuestro país".
La rompecorazones es Silvana Guerrero, quien estudia en décimo grado. "Me siento orgullosa porque no es común que jóvenes, como yo, ya participemos en una película. Fue genial conocer este elenco, a otras personas con otras experiencias y otros tipos de vida".
Juanjo se enamora de una gomela, quien lo lleva por el camino del arte. Entra a clases de música y en varias partes de la producción audiovisual, como otros personajes, suele cantarles a la vida y al amor. Pepsi y Noventa siguen en su plan de violencia. La banda se divide, lo que lleva a un enfrentamiento final.
El mensaje
Alucinógeno, de acuerdo con el significado de los diccionarios, se refiere a drogas que causan alucinaciones, es decir, a alteraciones de la percepción de la realidad. Sin embargo, además de llamar la atención de los espectadores, a la palabra se le quería dar a un significado más profundo.
Lo explica Freider Trejos, docente de la Institución Educativa Cañamomo Lomaprieta y director de la película. Lo primero que buscaron con Alucinógeno, indica, es decirles a los colombianos que aún en los problemas se puede soñar, que en las dificultades surgen posibilidades de cambiar las cosas.
El largometraje concluye con un cara a cara de las dos facciones de la banda. En la escena urbana están el profesor de guitarra y su alumnos, quienes acompaña el canto de Juanjo. Pepsi, Noventa y otros bajan las armas. El director comenta: "Entonces el personaje principal (Juanjo) tenía claramente un alucinógeno, que era la música y por eso quería darlo a conocer a través de esa palabra".
Trejos añade que las drogas y el manejo del tiempo libre de los jóvenes son comunes en las ciudades de Colombia, y tal vez del mundo, viven situaciones similares.
Oportunidades
El director añade: "La cosa es que a veces no les damos las oportunidades para que ellos puedan desarrollarse. Yo quería contar esa realidad a través de la pantalla, porque en muchas ocasiones les damos la espalda a los jóvenes cuando hacen arte. Y lo que pasas es que pueden terminar convertidos en delincuentes, en personas que no son muy buenas para la sociedad".
Brayan Yesid Restrepo personificó a Noventa, el jefe de los delincuentes. "Participar en la película fue algo muy sorprendente para mí, conocer a los compañeros, al director Freider. Me tocó de malo, de jefe de sicarios, es algo muy diferente a como soy. Soy tranquilo y pasivo".
El rodaje de la misma contó con apoyo en el guión y en la secuencia de escenas que requirieron alguna modificación. Al frente de eso estuvo el director de campo, Víctor Manuel Hernández Trejos, maestro etnoeducador del colegio de Cañamomo Lomaprieta.
Expresa: "Venimos trabajando desde hace unos cuatro años con el proyecto Líricas de la Montaña. Fue un proyecto muy interesante. Y lanzaremos nuevos productos".
El director concluye: "Hay cosas que también son alucinógenas, hay momentos que también son alucinógenos, no solo la droga es un alucinógeno. También lo son el arte y el amor porque nos pueden cambiar la percepción de las cosas, nos pueden cambiar la vida".
El proceso en frases
Freider Trejos, director de la película Alucinógeno, indica:
"La idea de la película Alucinógeno nació en pandemia, ya que veíamos a muchos jóvenes en algunos momentos utilizando el tiempo en otras actividades no muy benéficas para ellos".
"En el 2021 empezamos con la construcción del guión, el diseño de la historia y a enfocar personajes, como los quería caracterizar. Luego de un trabajo de consulta, de nombres, de averiguar cosas en las ciudades sobre personajes fuertes, nacen los nombres de algunos de mis personajes que aparecen en la película".
“Luego de un trabajo de consulta, de nombres de averiguar cosas en las ciudades sobre personajes fuertes, nacen los nombres de algunos de mis personajes que aparecen en la película. Desde el 202 se empezó a gestar la planimetría, los sonido, los permisos de filmación”.
“Empecé con un casting a buscar en el colegio, con mi compañero Víctor, a los personajes que se adaptaran a lo que yo quería mostrar en pantalla. Y dentro de esos personajes aparecieron dos jóvenes egresados, y me gustó su casting y empezamos a trabajar con el guión y se sintieron a gusto”.
“Comencé a llamar el equipo de producción, integrado por jóvenes que han participado en cursos de formación y conformamos el grupo de filmación del largometraje. Iniciamos a a gestionar las locaciones y la forma cómo íbamos a grabar en el sitio, los permisos con la Policía y con la Guardia Indígena que nos permitieran grabar y cerrar algunas calles para las tomas”.
“Los chicos que hacen parte de la producción, en este caso el sonidista, el camarógrafo y los editores ya habíamos tenido unos cursos de formación de cortometrajes, de documental y teníamos en alianza con la Universidad de Manizales, en un programa con la Chec, nos habíamos ido capacitando en el manejo de elementos cinematográficos, al menos en los más básicos, los encuadres, manejo de luces, planimetría, por ejemplo”.
“Las grabaciones se hicieron en horas extras a las laborales, en fincas de la zona rural de Sevilla donde queda nuestra institución. Especialmente grabamos los sábados, arrancábamos a las 6:00 a.m. y terminábamos a las 6:00 p.m. Fueron precisamente en días laborales para que los jóvenes pudieran asistir. Fueron cuatro sábados de filmación y semanas de grabación en las tardes de 2:00 p.m. a 6:00 p.m. o a 7:00 p.m.”.
“Y empezamos a trabajar y lo llamamos experimento porque realmente no habíamos tenido la oportunidad de hacer una película de esta magnitud. Además 56 minutos que dura la producción no eran fáciles de hacer, ya que no contábamos con los recursos económicos para movilizar a los muchachos de un sitio a otro”.
“Para nosotros fue una hazaña hacer este tipo de cosas, uno se convierte como director, en productor, si le toca sonido o cámara, no teníamos un rol único, sino que varias labores, mientras unos actores no estaban en función nos estaban colaborando en sonido, cerrando la calle”.
“No teníamos manejo grande en cinematogría de este tipo, pero sí en cortometrajes, tuvimos la oportunidad de trabajar con la Fundación Antioquia Audivisual y con la Fundación de Víctor Gaviria y estuvimos con dos cortometrajes, primero Familias paneleras y segundo La 72. Con esa experiencia asumimos este reto de hacer algo más reflexivo a esta sociedad tan complicada que hoy manejan los jóvenes”.
“Desde los estudiantes de la Institución todos quieren participar en las producciones audiovisuales, para ellos el arte de contar historias a través de una pantalla, pues es muy novedoso porque no conocen un colegio que trabaje con este tipo de herramientas”.
“Por otro lado, los docentes se han quedado sorprendidos, jamás habían pensado que con las condiciones que teníamos y con los equipos que teníamos íbamos a hacer una película como esta, en algunos ha impactado mucho querer hacer este tipo de proyectos y llevarlo al auge”.
“Algunos compañeros nos colaboran con talleres alusivos a nuestras películas a que los jóvenes vayan a verla y saquen reflexiones. Los directivos han sido algo pasivos, realmente a veces no sé si por el manejo del tiempo de las responsabilidades que tienen. A veces olvidan que hay proyectos en función de cambiar vidas, entonces lo ven como un proyecto más, creo que deberían tener una reflexión más profunda y saber que estamos cambiando vidas. Por eso, el mensaje que los directivos que valoren más el trabajo de los jóvenes para que aquellos tengan más apoyo, pues trabajamos con las uñas. Ellos nos apoyaron con algunos recursos económicos, no fueron muchos, pero sí nos dieron dinero porque llevar todo el equipo a Riosucio era muy difícil, nos tocó como ir puerta a puerta: ´directivos necesitamos dinero para el transporte´, y nos apoyaron con algo de dinero. Pero requerimos que se sienta ese apoyo, que estamos haciendo historia, reconocer que hicieron algo”.
“La comunidad educativa en general nos comparte en nuestra página oficial el proyecto Lúdicas de la montaña, tenemos prácticamente toda la comunidad de Sevilla, unos mil 300 seguidores, jóvenes, padres están felices, nos llena de orgullo, seguir haciendo arte”.
“La financiación de la película fue pidiendo recursos. El profesor Diego Díaz, jubilado del magisterio, nos aportó una plata. Otros docentes aportaron almuerzo; otros el transporte, todo fue como pidiendo apoyo como no formal, algo muy informal. Me sentaba con ellos para solicitarles si nos podían colaborar con algo. De la institucionalidad nada. Fue por personas buenas que nos ayudaron a terminar la película”.