Los estudiantes de la sede Santo Domingo recibieron un paquete escolar.

Foto | Darío Cardona | LA PATRIA

Los estudiantes de la sede Santo Domingo recibieron un paquete escolar.

 

La remodelación de la escuela de la vereda Santo Domingo, de la Institución Educativa Colombia de Villamaría, le aseguró la permanencia escolar a nueve niños y niñas que habitan en la zona.

La Policía Nacional, la comunidad y la Administración municipal les entregaron ayer la sede restaurada. Techos, paredes, aulas y baños lucen como nuevos.

Es una elegancia, quedó muy linda”, expresó Rosalba Castaño, habitante de la vereda, durante la inauguración.

Rosalba tiene 74 años y cuando tenía siete empezó a asistir a la escuela de Santo Domingo. “Yo me formé acá, mis hijos también”, añade la mujer, quien además agradece la remodelación del plantel. Dice que llevaban mucho tiempo esperando las mejoras. “Es una inversión muy bonita”, comenta.

El secretario de Educación de Villamaría, Williams Andrés Mejía Mendoza, resalta la iniciativa de la Policía: “Ellos tuvieron la iniciativa de intervenir en esta institución, sobre todo porque hubo una época de paramilitarismo que afectó a esta zona rural”.

Mejoras

La iniciativa, que es parte del programa que impulsa el Gobierno de Villamaría ‘El pacto por la educación’, busca mejorar las condiciones en las que estudian los menores de las 32 sedes educativas del municipio. A ella se vincularon instituciones públicas y privadas, entre ellas la Policía.

Mejía Mendoza reconoce que, por ejemplo, la escuela de Santo Domingo está muy decaída, y unirse con la comunidad envía un mensaje a la sociedad de reconciliación y respaldo.

John Jairo Zuluaga, director de núcleo de Villamaría, también aplaude la obra de renovación. “Se focalizaron los esfuerzos en esta sede porque se encontraba en un estado lamentable de abandono. Venía supremamente deteriorada y representaba un peligro para los estudiantes”.

José Osorio Franco, docente de la institución, expone que la obra llegó enhorabuena. Confiesa que los padres habían decidido no matricular a los alumnos por el riesgo en la construcción.

“Gracias a Dios no pasó nada. Estamos muy contentos, porque la instalación quedó prácticamente nueva. La alegría es de todos, niños, padres, familia y comunidad en general”, celebra.

“Las malas condiciones afectan al estudiante porque no se siente cómodo y mucho menos seguro. La obra va a repercutir en la calidad de la educación porque los niños van a venir con más alegría al proceso de aprendizaje”, José Osorio Franco, docente de la institución.

 


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