Jhonathan Quintero Villada desde que empezó a estudiar la Licenciatura en Comunicación en la Universidad Tecnológica de Pereira, se interesó por tomar fotos. Desde sus primeras clases con profesores como Rodrigo Grajales, su interés se convirtió en una forma de habitar el mundo. Por eso, a pesar de su juventud, siente que ha dedicado su vida a retratar la realidad a través de fotos.

Su crianza la tuvo en un barrio popular y marginado de Santa Rosa de Cabal, (Risaralda), su destino, quizás, no estaba escrito para ser un artista del lente, sino para otros oficios. Los jóvenes que se crían en esos entornos de marginalidad y violencia tienen muy pocas opciones para encontrar donde expandir su espíritu, pero Quintero tuvo una ayuda en el camino que cambió su vida. 

Gracias a las ayudas del gobierno se inscribió en la universidad y con ese aporte económico se hizo a su primera cámara. Desde ahí, las luces del flash no le han nublado la vista, sino que lo han acercado a historias de vida, que en la actualidad, lo ponen como uno de los ojos más sensibles del departamento. 

Así fue que se hizo a su primer premio de fotografía a nivel departamental. Retratando la vida cotidiana de los adultos mayores de su municipio. Interesándose por quienes no tienen los focos de las redes ni de los grandes medios. Cultivando una pasión por quienes suelen ser los olvidados del sistema. 

La pasión por lo documental

"Soy alguien que, internamente, es muy emocional, pero me cuesta expresarlo con palabras. La fotografía me ha permitido mostrar mi indignación, mi amor por los paisajes y mi visión del mundo", comenta. 

Inspirado por el detalle y la profundidad emocional de la fotografía documental, Jhonathan centra su trabajo en retratar a las personas comunes, aquellos que suelen quedar al margen de los grandes reflectores.

Su serie más emblemática, Los Olvidados, refleja su interés por los rostros de personas mayores y campesinos. Este proyecto, que comenzó durante sus años de estudiante universitario, busca rendir homenaje a quienes han construido las bases de la sociedad actual, pero que a menudo son invisibilizados.

"La sociedad tiende a enfocarse en figuras públicas, pero pocas veces nos reconocemos frente a los demás. Mi serie se centra en rostros de adultos mayores y campesinos para rescatar su memoria, su historia, y despertar reflexiones sobre nuestro propio futuro", explica.

Reconocimientos y trabajo comunitario

Quintero ha colaborado con medios como La Cola de Rata, Periferia, La Tarde y El Diario del Otún, combinando el fotoperiodismo con su vocación de documentalista. Su trabajo en Trujillo, Valle del Cauca, fue un parteaguas en su carrera, donde conoció de cerca la resiliencia de las víctimas del conflicto armado.

"Interactuar con las víctimas y documentar sus historias fue significativo. Me reafirmó que mi propósito es crear memoria, no solo del conflicto, sino de la vida cotidiana", señala.

El pasado 10 de octubre, Jhonathan obtuvo un importante reconocimiento en el Concurso Departamental de Fotografía de la Gobernación de Risaralda en dos categorías, por votación a través de redes sociales y por decisión del jurado de manera profesional, con la imagen de un campesino mayor de Santa Rosa de Cabal, un retrato que refleja la inclusión y la resistencia frente a las adversidades.

La fotografía como herramienta de transformación

Jhonathan también destaca su experiencia en Cortocircuito, un evento artístico donde expuso su obra y recibió un reconocimiento. "Estos espacios son trampolines para mostrar nuestro trabajo. Invito a otros artistas a participar, porque necesitamos conservar e impulsar estos escenarios", comenta.

Su trayectoria está marcada por la autogestión. Gracias a ahorros de programas como Jóvenes en Acción, logró comprar su primera cámara, que ha sido su compañera en el camino. "Mi historia es un ejemplo de que, con constancia, paciencia y aceptación de las críticas constructivas, se pueden superar las limitaciones económicas y sociales", reflexiona.

Para Quintero, la fotografía no es solo arte, sino una forma de abrir nuevas puertas y generar conciencia. "Si algo te apasiona, sigue trabajando en ello. Las cosas no siempre llegan rápido, pero cada paso vale la pena. Todos podemos ser agentes de cambio desde nuestras propias historias", concluye.

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