Diego Rosselli, médico neurólogo, profesor de la Universidad Javeriana,  habló con LA PATRIA Radio sobre sus viajes a 1.105 municipios de Colombia. Esto dijo:

¿En qué momento fue que comenzó esta tarea titánica de recorrer los municipios? ¿Cuántos años le tomó?

La idea surgió hace 20 años, en enero del 2004. Pero surgió de una manera un poco más tímida. 

Tenía el propósito de visitar las 100 principales ciudades de Colombia y ahí arranqué. Escogí el listado de acuerdo con la población de la cabecera municipal. 

Entonces, obviamente estaba Manizales, Chinchiná, Salamina, La Dorada en el departamento de ustedes. Eso me tomó cinco años, pero me quedó gustando. 

Básicamente la idea mía, fue la de utilizar mi viejo Land Rover, una herencia familiar del año 1966, y en el cual aprendí a manejar de niño, combinándolo con trayectos aéreos. 

Entonces mi estrategia ha sido en estos 20 años tener mi carro en distintas ciudades del país y una vez al mes, típicamente, pegarme una escapada al lugar donde tengo el carro a hacer un recorrido por los alrededores y volar de regreso a Bogotá y de esa manera he ido cubriendo poco a poco todo el mapa de Colombia. 

¿En su recorrido por los municipios de Caldas hay alguno que le llamara más la atención? 

El departamento de ustedes, a pesar de ser relativamente pequeño, tiene una gran diversidad y es muy diferente Manizales que es la región de la cordillera, que cuando va uno bajando hacia el río Cauca o hacia el río Magdalena. 

Tiene páramos y nevados, tiene pueblos de gran tradición, como Salamina que es un pueblo patrimonio. 

Caldas tiene pueblitos encantadores y un poco olvidados, San Félix, es uno por dar un ejemplo. Es un pueblo de la cordillera que me parece de esos tesoros ocultos que muy poca gente conoce y que vale la pena echar la patoneada o la manejada hasta allá. 

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Y podría seguir mencionando más. 

La Dorada es un municipio excepcional, al limitar con el río Magdalena. 

Por ejemplo, un pueblito que me llama mucho la atención es San Bartolomé, que pertenece a Pácora. Y que fue un sitio clave en la historia de Mariscal Robledo, que fue ejecutado allá y donde yo siempre digo que la pugna entre los vallunos y los paisas arranca desde esa trencilla entre Belalcázar y Robledo. 

Así que tienen muchos lugares históricos y muchos lugares valiosos que ustedes mismos debían esforzarse en conocer para arrancar y extender ese interés al resto de Colombia, por supuesto.

¿Cuál es la historia del Land Rover y cómo es que todavía funciona para esos viajes? 

Ese Land Rover lo compró mi padre, es un Land Rover extralargo y tiene la peculiaridad de que por aquella época eran, en su mayoría, traídos de España. 

Pero el mío en particular, fue dado por una circunstancia interesante, mi padre que fue médico neurólogo también tenía de paciente al señor Durán, el importador del Land Rover quien se lo dio. 

Entonces tiene la carrocería original británica y es de los extralargo típico de Safari. 

Somos una familia grande, fuimos nueve hermanos, entonces desde muy pequeños mis padres nos metían en ese carro y nos llevaban de paseo a la costa, a los llanos y a San Agustín, a Nariño, a Antioquia. 

Cuando yo me gradué de médico, en 1981, mi padre me iba a regalar un Renault 4 nuevo. Y yo dije, no papá, yo quiero el Land Rover, que ya tenía 15 años en aquel momento. 

Mis hermanas decían: “Pero cómo se va a encartar usted con ese hueso”.

El carro ya estaba en regular estado. Pero ahí tengo el hueso andando a los 68 años. 

Es una marca sorprendente, de cuando los carros se hacían para durar. Un carro que lo lleva uno a cualquier lado.

¿Cuál es la invitación a los colombianos? 

Lo veo mucho con mis estudiantes y con la gente que conozco, inclusive en las regiones: El colombiano no viaja mucho. 

Es cierto que puede ser porque no tiene cómo, pero inclusive utilizando transporte público y a muy bajo costo, este país se puede recorrer. 

Y muchas veces es el temor lo que no les permite moverse, y es un temor en gran medida infundado. 

Obviamente hay riesgos, lo corro yo por la Carrera Séptima en Bogotá de que me atropellen o cualquier otra cosa. 

Pero si uno va con prudencia, este país tiene una gran cantidad de sitios hermosos a los que se puede llegar con facilidad. 

Así que mi invitación es a que salgan a pueblear y van a ver que hay excelentes oportunidades de alojamiento, de alimentación y de transporte, ya sea en su vehículo, en su moto o por las carreteras en transporte público.

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