Carlos Diehz en una de las escenas de Cónclave como el cardenal Benítez. 

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Carlos Diehz en una de las escenas de Cónclave como el cardenal Benítez. 

LA PATRIA | MANIZALES 

A Carlos Diehz la arquitectura lo llevó a dejar México para radicarse en Vancouver (Canadá), pero solo cuando uno de sus hijos se fue a estudiar fuera de ese país recordó su gusto por la actuación y se inscribió a un curso online.

En entrevista con LA PATRIA, a sus 54 años, cuenta cómo debutó por primera vez en una película y se mostró ante el mundo encarnando al cardenal Benítez en Cónclave, cinta nominada a los Premios Óscar, que se llevarán a cabo este domingo (2 de marzo),y que tiene ocho nominaciones, entre ellas mejor película.

 

¿Cómo es ese enlace con la actuación?

La actuación es algo que siempre quise hacer desde chico. Me llamó la atención, pero nunca fue una prioridad, sino que la veía como algo adicional a mi formación. Siempre fui muy tímido y comenzado la preparatoria quise hacer algo, pero los chicos del grupo de actuación eran muy abiertos, llamativos en su personalidad y dije, no, eso no es para mí y lo dejé por muchos años.

Sigo trabajando en la arquitectura, hace más de 30 años que me gradué. Inicialmente fue como un pasatiempo. Me inscribí a un curso de actuación en línea porque todo cerró con la pandemia y el instructor nos dijo: si están haciendo esto como un hobby o para sentir que aprendieron algo nuevo, no me estén haciendo perder el tiempo ni estén perdiendo el tiempo ustedes porque esto es un negocio, esta es la industria del entretenimiento.

Si desarrollan bien sus habilidades, si cultivan su capital, que son ustedes mismos, les puede ir bien, tener una carrera satisfactoria y, tal vez, hacer un poco de dinero. Entonces dije, vamos a darle la seriedad y la importancia, ya si le gusta a los directores o no, pues ya es otra cosa, pero haré lo mejor que pueda y así fue como entré a esto.

 

¿Cuánto tiempo le tomó el curso?

Me tomé un año en diferentes cursos de actuación con diferentes coaches. El primero fue en Burbank (Estados Unidos),  el segundo, en Cleveland (Estados Unidos) y  después en British Columbia (Canadá). Ahí una coach nos preguntó "¿cuál es el objetivo?, ¿qué les gustaría verse hacer dentro de cinco años? y dije: quiero estar en una película con nominados o ganadores del óscar, que sea un éxito y a lo mejor también estar nominado a un Óscar y más o menos en esa época sale este casting y fue cuando todo esta montaña rusa, este este viaje tan psicodélico comenzó.

En una escena de Cónclave junto al actor Ralph Fiennes.

 

El cardenal Benítez es un personaje importante dentro de Cónclave, ¿cómo llega el casting para interpretarlo?

Los proyectos de cine se comienzan a estructurar y desde un principio ven quién puede ser la estrella principal, el ancla del proyecto y atinadamente pensaron en Ralph Fiennes, un superactor. Esto trajo a más gente como John Lithgow, Isabella Rossellini y Stanley Tucci.

Para los demás personajes hacen un llamado de casting. Ahí los agentes de todo el mundo están al pendiente y mi agente lo encuentra. Fue la tercera ronda buscando a Benítez, porque el personaje originalmente se buscaba en Filipinas.

Nina Gold,  directora del casting, no está convencida de encontrar a alguien que encaje en su visión o en la de Edward Berger (director) y extienden el casting a todo el mundo, sin importar dónde estuviera ubicado iban a cambiar el personaje para que no tuviéramos que estar fingiendo un acento filipino.

Mi agente manda mi material y me consigo un coach de actuación, y gracias a él paso la primera ronda de casting que fue en septiembre del 2022. Dos semanas después me invitan a una siguiente ronda, pero en esta ocasión Edward Berger habla conmigo y me dan información de la visión que tienen del personaje. Al leer veo que es como una mezcla entre San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola.

Mandamos la grabación,  otra vez dos semanas de espera o más y  la siguiente llamada es te queríamos ver en Roma. Audicioné frente a Nina Gold, pero una hora antes platiqué con ella, me quería conocer como persona, me preguntó de dónde era, cómo llegué a Canadá y a qué me dedicaba. Yo le pregunté por cómo se metió en los casting y le dio gusto que alguien se interesara por ese tipo de detalles, que no nada más la vean como alguien que va a tomar la decisión y que tu destino está en sus manos. 

 

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Algunos críticos de cine ven a Cónclave con opciones para llevarse el Óscar a mejor película, ¿qué expectativas tienen?

Cuando uno está trabajando en el proyecto, uno no piensa en los premios, piensa en hacer un buen papel, en poder congeniar con los compañeros y llevar a cabo la misión de representar este personaje de acuerdo con la visión del director. Cuando vienen ese tipo de reconocimientos, que son muy bienvenidos, uno los agradece y sé está preparado para no ganar, si uno gana, pues qué halago y qué incentivo para continuar en esta profesión.

No sé los demás como le hagan, pero yo estoy tranquilo, en mi casa, estuve en Los Ángeles porque la sesión italiana de cultural me dio un premio como mejor actor y es muy padre, pero después de eso uno vuelve a la realidad, tengo mi vida, mi familia y me mantengo aterrizado, fue lo que vi en todos ellos, en John, en Isabella, que fue con los que más platiqué, pero también en Ralph, es estar conscientes de que la fama va y viene y que al final solo nos tenemos a nosotros mismos y a la familia. 

 

La película muestra cómo se maneja el poder, qué es lo que lleva al otro a comportarse de cierta forma para alcanzarlo, pero al final deja una especie de esperanza...

En la historia de la Iglesia Católica han sucedido todas las conspiraciones, todos los arreglos alrededor del poder del Estado Vaticano, fueron terribles, abiertamente corruptos. La Iglesia ha superado eso, gracias a que hay gente, como los que vemos en la película, que están comprometidos con la Iglesia.

Esta película es un juego de la naturaleza humana, es poner a la vista de la gente en esta situación de poder. Este tipo de situaciones las ves en partidos políticos, en la sociedad, esa intriga, esta búsqueda del prestigio, del poder, de la influencia, pero también gente que es leal a los principios, que está comprometida con el trabajo de amor.

Conozco gente dentro de la Iglesia Católica que pone en riesgo su vida por su comunidad. El papa Francisco siempre fue una persona comprometida con su comunidad y por eso llegó ahí. Entonces, es una muestra clara de todo el espectro de intereses, de perspectivas y de compromisos personales o de grupo. Eso me parece un ejercicio interesante y el mensaje de esperanza  en estos días es fundamental.

Junto al director, Edward Berger, y los actores Ralph Fiennes e Isabella Rossellini. 

 

¿Qué pensó su familia al verlo en pantalla?

Mi familia todavía no lo puede creer. Yo tampoco en cierta forma. Puede ser un poco abrumador estar frente a la cámara, estar con estas estrellas tan relevantes, con gente tan talentosa. Pero lo tomo un día a la vez y es un ejercicio constante de sobreponerse a la duda de a lo mejor se equivocaron. No soy la persona adecuada,  pero si te llamó Nina Gold, ella no se equivoca. Por eso es éxito tras éxito de esta señora como directora de casting.

Edward Berger, un director muy preciso, no manipula a los actores, nos da mucha libertad, pero dentro de esa libertad busca los momentos más hermosos que construyen la historia. Es muy padre ver cómo acaba este producto en la pantalla, es fascinante porque uno tiene una imagen en la mente, yo no vi toda la filmación, obviamente, solamente los días que me tocó estar y tenía una imagen de cómo iba a ser la película.

El libro es cautivador, el guion es emocionante, pero la película te atrapa y ser parte de este reto es increíble. Yo no veo a Carlos el que está en la casa en la pantalla, ese es Benítez interpretado por Carlos. Y Carlos Diehz, como el actor, es el que está de la puerta hacia afuera cuando va a filmar, cuando va a entrevistas, cuando va a ceremonias. En la casa soy Carlos el de siempre y pienso que así debe ser.

 

Fue un buen debut, un gran inicio en el mundo de la actuación, ¿qué más viene para usted?

Estuve en Los Ángeles para contactar algunas cosas nuevas que no puedo hablar, pero vamos a ver qué pasa. Todavía están, como decimos en México, verdes esos prospectos, pero están en marcha, lo cual es fascinante. Ahora que pase la ceremonia, el Oscar y que las cosas se calmen un poco y comience a acelerarse las nuevas producciones. Vamos a ver en dónde estamos.

 

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¿Cómo analiza que haya más oportunidades para los actores de habla hispana en Hollywood y que las plataformas estén acercando al público a ver cine?

Hollywood ahora está optando por cuestiones más reales, de la gente normal, que nos podamos ver en la pantalla. Las plataformas están haciendo esa apertura y  es una gran oportunidad, no importa la edad, no importa el idioma que hables, se están escribiendo historias de naturaleza universal y eso es fantástico, es un sueño hecho realidad. Me da mucho gusto inspirar a gente latina, gente de más de 40 o 50 años a que hagan la prueba, que se animen, que vayan por su sueño, que se diviertan y aprendan muchas cosas. 

 

Tocan temas muy sensibles, más allá de la muerte de un papa ¿tuvieron en algún momento miedo de la reacción de la Iglesia?

Miedo a la reacción de la iglesia o de grupos conservadores, porque hay gente que es, como dicen los españoles, más papista que el papa, sabíamos que podía suceder, pero cuando haces un proyecto artístico, pones tu inspiración, tu narración, sabes que estás sujeto a críticas. Como artista lo pones al mundo y el mundo va a reaccionar. Uno ya no tiene ningún control sobre eso y uno debe estar seguro, convencido de que esa creación es la mejor que pudo hacer.

Entonces, tenemos la certeza de que hicimos algo correcto, que no es un ataque a la iglesia, no es una denuncia, no es un sermón tampoco. Es una película para divertir a la gente y que tengas preguntas sobre lo que ves, que te lleve a reflexionar e incluso preguntarte a ti mismo por qué siento esto con las revelaciones que se dan. Ojalá y todos digamos eso cada vez que veamos una pieza de arte.

Carlos lleva más de 30 años dedicado a la arquitectura. 

 

¿Cómo fue la experiencia de compartir con grandes maestros de la actuación?

Trabajar con estos artistas fue fascinante. Son gente común haciendo cosas extraordinarias y eso los pone en otro plano como artistas. Como personas somos iguales y eso me ayudó mucho para superar el miedo de estar frente a ellos, de la impresión de estar con ellos, sobre todo, con gente tan consumada en su oficio. Siempre tienen una palabra de aliento, un consejo y son muy generosos. Siendo yo el recién llegado, el actor principiante fueron muy pacientes conmigo. 

Por ejemplo, Ralph me corregía mi pronunciación en inglés y me decía: cada palabra que digas en tu diálogo es un regalo para la audiencia, es un obsequio porque si pronuncias algo mal, la gente va a empezar a preguntar ¿qué dijo? y ahí empieza a perder sentido el diálogo, Entonces, ayúdales a que continúen disfrutando y que estén enganchados en la trama, pronunciando correctamente cada consonante al final de cada palabra. 

John Lithgow me dijo: cuando entregas un discurso, eres el amo de la escena, la controlas, nadie te va a cortar, nadie te va a estar abucheando ni a apurando. El director te dejará hacer lo que quieras y cuando termines te pedirá algunos ajustes y otra vez tú eres el dueño de la escena. Entonces, ten esa certeza de que tienes el control, eso me ayudó.

Aún así, el corazón se me estaba saliendo el día de la filmación y de hecho Edward Berger me dijo: se alcanza a escuchar tu corazón por el micrófono que traes en el pecho. Me calmé, pero su generosidad, su amabilidad y su profesionalismo me ayudó a actuar así.

Después de filmar varias escenas con Ralph me di cuenta cómo va guiando la escena. Es como si estuvieras bailando vals, él te va llevando. Entonces, si te resistes o dudas, la escena no funciona. Hay que estar pendiente de sus movimientos, de su respiración, de cada pequeña señal que hace. Es una entrada que te da para tu siguiente línea posible.

Cuando hicimos la escena de la capilla, hicimos unas cinco o seis tomas primero, a lo mejor un poquito más, donde nos compaginamos. Entendimos nuestros movimientos, cómo dar la entrada al otro y después de eso la filmamos no sé cuántas veces más, otras 10, 15 tomas, pero es gracias a gente así, de experimentada y de capaz, que te dejas llevar y por eso es un viaje fantástico.

 


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