Un precioso natural ejecutado por Juan de Castilla al toro Castellano de 440 kg, corrido en la tarde ayer.

Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA

Un precioso natural ejecutado por Juan de Castilla al toro Castellano de 440 kg, corrido en la tarde ayer.

PREGONERO | LA PATRIA

Tarde plena de emociones. De esas sin derecho a pestañear, menos cuando los toros de Santa Bárbara se movieron entre esa línea tan delgada que hay entre la exigencia y la dificultad.

Por encima de eso, hubo tres toreros que se entregaron íntegros. Ya, en el balance final, cada uno se llevaría sus dichas y desdichas. Aunque para el siempre vigente Antonio Ferrera y el cada vez más sorprendente Juan de Castilla la fiesta fue redonda, mientras que para Emilio de Justo la suerte jugó en su contra.

Turno a turno, la segunda de abono comenzó con este Antonio Ferrera que no deja de volver a hacer aquello de convertir el agua en vino. Como sucedió en ese primero de la tarde en el que no sólo solucionó el problema de falta de fuerza sino que rescató todo lo bueno que había en el del capitán Barbero para que la faena resultara, aparte de lucida, importante. Oreja cara.

Lección de técnica y entrega de Emilio de Justo al segundo, bello y serio castaño, eso sí, con poco por dentro. De hecho, se escupió del caballo y mostró tendencia a los adentros. Emilio sacó la formula de la quietud y el poder para llegar hasta dónde se podía. Faena de mérito, sin respuesta de la contraparte.

Lo de Juan de Castilla en su primero es para enmarcar. Ahí había un toro que parecía no querer esos terrenos. Y él se encargó de demostrarle lo contrario, tras la excelente vara de Cayetano Romero.

Vino entonces el concierto de Juan, con la mano derecha llevando los viajes hasta más allá del final; y con la izquierda, para deleitar a pintores y escultores. Siempre con un valor seco que no admite nada que no sea la pura verdad. Faena inmensa que no pudo rematar con la espada en todo lo alto. Igual, las dos orejas ya estaban en sus alforjas.

El cuarto partió plaza hasta terminar contra las tablas de la contraquerencia, donde se hizo daño en los belfos. Igual, siguió apretando en el caballo y luego en las banderillas de Antonio Ferrera, quien convirtió la plaza en manicomio por los certero de sus pares y el alto grado de exposición.

Con el trapo rojo, el torero se puso en los medios, ante un animal disminuido por efectos del golpe aquel. Quizás otro hubiese sido el cantar si eso no sucede. De todas maneras, Antonio puso todo lo que había que poner para tratar de rescatar lo que ya era insalvable. Asomó la espada, pero la voluntad popular obligó a sacar el segundo pañuelo. Sin fundamento, la vuelta al ruedo al toro.

El sexto migró de la emoción a defenderse. Juan de Castilla supo dar el paso adelante e hilvanar muletazos que encontraron eco en un afición ya puesta a sus órdenes. Oreja.

 

Ficha de la corrida

70 Feria de Manizales

Segunda corrida de abono

Seis toros de Santa Bárbara

Bien presentados y de juego variado.

  • 444, 462, 452, 444, 446 y 440 kgrs

Antonio Ferrera, fucsia y oro: oreja y dos orejas.

Emilio de Justo, malva y oro: palmas y saludo.

Juan de Castilla, azabache y plata: dos orejas y oreja.

Detalles: Tarde sin viento y plaza casi llena.

 

Antonio Ferrera

Antonio Ferrera instrumenta un derechazo al toro Quitasol de Santa Bárbara con 444 kg.

 

Emilio de Justo

Emilio de Justo con grandes ganas de triunfar ejecuta un derechazo a su toro Pitero, corrido en segundo lugar con 462 kg.

 


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