Portada del libro Feria de Manizales: 70 años de historia, 1955-2025.

Reproducción | Cortesía | LA PATRIA

Portada del libro Feria de Manizales: 70 años de historia, 1955-2025.

PREGONERO | MANIZALES

Llegó enero y eso es sinónimo de celebración. Desde hoy hasta el 11 de enero será la 70.ª Temporada Taurina de Manizales, que trae con su tradición a las mejores figuras del toreo.

Como homenaje se unieron Víctor Diusabá, Diego Caballero, Rodrigo Urrego, Cormanizales y LA PATRIA para plasmar en un libro los hechos más importantes que han ocurrido en esta plaza, en la ciudad y la región alrededor de los toros.

PREGONERO conversó con Víctor Diusabá, quien integra el equipo de escritores, para conocer más sobre el libro, titulado Feria de Manizales: 70 años de historia, 1955-2025.

 

¿Cómo fue el proceso de construcción del libro?

Surge de la necesidad de contar la historia de una plaza que tiene embrujo, historia y un desarrollo extraordinario, primero para forjarse como tal y luego para desarrollar ya en este momento 70 ferias. Entonces, en medio de las circunstancias que está viviendo la fiesta, creo que lo más importante es rescatar su historia y la de la Feria de Manizales, riquísima en todo sentido. Luego de que terminamos de escribir el libro de los 90 años de la Plaza de Toros La Santamaría de Bogotá consideramos que había que contar la de Manizales. Fuimos haciendo este trabajo que podemos llamar arqueológico para ubicar cada una de las tardes. Claro, no están todas las tardes de todas las ferias, pero sí los momentos más importantes, además contados por quienes los vivieron.

 

¿Cuáles son los hechos que se van a encontrar los aficionados en este libro?

Intentar uno dar con cuáles son los momentos más importantes es muy complicado, En Manizales ocurren milagros taurinos todos los días, esa plaza tiene un duende impresionante y es que en Manizales siempre pasa algo hasta el día en que no pasa nada. Entonces uno encuentra que esta fue la tarde más importante y al pasar al siguiente año ocurre que no, que hay otra que fue más importante o que esta faena o que este toro es más bravo que cualquiera, en fin. Entonces cuando a nosotros nos preguntan: "Oiga, ¿y ustedes con qué se quedan?", pues nos quedamos con 70 años de historia. La gran conclusión a la que llegamos es que la Feria de Manizales, con el respeto de todas las demás ferias de este país, es la más importante de Colombia.

 

¿Cuál es la invitación para que los aficionados se acerquen a este libro?

El libro es de los manizaleños, pero más allá, de todos los aficionados a los toros en cualquier lugar del mundo. Hay que ver cuánto significa para cualquier torero en cualquier época venir a Manizales y si uno se pone a ver los carteles estaban todas las figuras del toreo, hay un solo torero que fue número uno en su año en el escalafón que no vino a Manizales, pero no les voy a decir, búsquenlo en el libro. Para nosotros es un orgullo haber hecho este libro, es un inmenso orgullo para nosotros, no somos de Manizales, pero nos sentimos de Manizales y eso lo sabe la gente, somos hijos adoptivos de esta ciudad y aparte el libro lo que hace es convertirse en un bien de toda la fiesta de los toros en Colombia y en el mundo.

 

Fragmento

Aquel 11 de enero...

10 de la mañana…

Sebastián ‘Palomo’ Linares le puso calor a la fría mañana, sobre todo en su segundo toro, de nombre ‘Bogotano’. Ya con una oreja en su esportón, se jugó la vida para adueñarse de la tarde en la que hasta entonces él solo había triunfado. “Llevó la locura colectiva a los tendidos”, anotó Hernán Jaramillo Jaramillo en su crónica para La Patria. Pero el delirio no contagió al presidente de la plaza quien solo le concedió una oreja. El que sí fue preso de la “locura colectiva”, fue Eduardo de Vengoechea y Baraya, el reputado crítico, que quién sabe de dónde sacó una oreja con la que se tiró al ruedo para entregársela a “su” torero. Y más apasionados fueron sus colegas que se echaron en hombros al ‘Doctor Devengo’.

Las dos orejas cortadas a ley por ‘Palomo’, más la simbólica, agitaron la mañana. Porque, enseguida, Gabriel de la Casa, quien había llegado a última hora para suplir a Dámaso González, herido en la plaza de Cartagena, se puso al día con las estadísticas de la corrida. Las dos orejas cortadas al quinto toro de la mañana, que pesó 498 kilos, se las ganó por la “verdad de sus muletazos, el temple con el capote, el destello torero de sus pasos frente al enemigo”, se escribió en la crónica de El Ruedo en la que también se anotó que hubiese cortado otras dos orejas en su primer toro de no fallar con su espada.

“El torero de seda”, esa mañana hizo la mejor faena de la feria. Pero faltaba más. Pedro Domingo, con apenas siete corridas en sus cuentas, se enfrentó sin complejos a los dos españoles “Y estuvo bien, muy bien. Salió a jugársela y se la jugó desde el principio. Cuando la gente espero verlo atravesado por los astifinos pitones, se encontró con buenos muletazos, y cuando se creyó acabado por la presión de sus alternantes levantó la mano y cortó una oreja que se aclamó largamente”, contó, del torero de Medellín, Castro Caycedo.

Álvaro Domecq, a caballo, fue el lujoso preámbulo de la corrida. Con las banderillas en una mano, o en las dos, cortas o largas, se ganó las primeras ovaciones de la jornada. Y por si faltaba algo, al ver que se le escapaba el triunfo, echó pie a tierra y propinó un estoconazo que puso en sus manos la primera oreja de la mañana. Era poco el tiempo que separaba una corrida de la otra, pero no se podía perder la costumbre de llevarse los toreros a hombros, y así se hizo, hasta las mismas puertas del hotel y en medio del tráfico del mediodía.

 

Tres y media de la tarde…

Mientras los toreros se enfundaban otro vestido bordado, los aficionados invadieron los restaurantes y las tiendas de alrededor de la plaza. Era poco el tiempo para comer, pero suficiente para hablar de toros y toreros. Sobre todo, de ‘Palomo’ y de Gabriel de la Casa, porque eran ellos los señalados para llevarse la réplica de la Catedral. Mientras lo hacían, una ligera llovizna recordó el diluvio del día anterior y, entonces, más rápido se acabó el menú en los restaurantes y, de la misma forma, los aficionados se volvieron a meter a la plaza a la que ya había llegado Pepe Cáceres, el torero que no había estado en la mañana.

Gabriel de la Casa y ‘Palomo’ se movían por el patio de cuadrillas de un lado a otro. El de Linares sin dejar de mirar al cielo que seguía llorando. Manolo Cortés, quien llegó a debutar a Manizales siendo el triunfador de la feria de Sevilla, se paró frente a la pequeña capilla de la plaza, quizás pensando en la Catedral a la que también tenía opción, pues había cortado una oreja en la primera tarde. Pedro Domingo llegó sobre la hora, y apurado atravesó el portón que divide la calle del patio donde Álvaro Domecq esperaba la orden para encabezar el paseíllo.

‘Palomo’, ansioso, se fue dos pasos por delante de sus compañeros, pero se detuvo al llegar a las tablas, porque un minuto de silencio paró el corazón de todos. Por primera vez en la plaza se escuchó la triste melodía de Nini Rosso, que desde hace unos años recordaba las tragedias. Esta vez sonó para contar que mientras los toreros se iban a hombros, en la mañana, en Santa Marta, 36 personas habían perdido la vida cuando el bus en el que viajaban fue atravesado por un tren. ‘El Maletilla de Oro’, ya con más pelo que el mismo ‘Mechas’, también se fue por delante en la tarde al cortar dos orejas.

“El buen toreo, aunque en pequeñas dosis, volvió a poner la gente de pie. Luego, toques de personalidad y de alegría, devolvieron el manicomio a las graderías que rugieron casi tan duro como en la mañana”, escribió Castro Caycedo sobre ‘Palomo’. Gabriel de la Casa, con la Catedral entre ceja y ceja, “encontró una plaza cálida que no deliró tanto como con Palomo, porque toreó solamente al toro. Toreó para él, levantó la mano e igualó lo de Palomo. Dos orejas”, reseño El Ruedo.

La clase de Manolo Cortés se premió con una oreja, la entrega de Pedro Domingo con los gritos de ¡Colombia! ¡Colombia!, además de otra oreja que sumó en la tarde. Álvaro Domecq pagó las consecuencias del estado del piso y se llevó el susto del día, al caer con su caballo en la cara del toro. Pepe Cáceres no quiso quedarse atrás, regaló el sobrero, de Aguas Vivas, que con sus 365 kilos mostró porque había sido rechazado la tarde anterior.

El de Honda cortó la última oreja de la plomiza tarde, que a juicio de muchos fue mejor que la mañana, pero el público, cansado de ver toros y más toros, se fue apagando en su entrega. Doce orejas se cortaron durante el día, más la del toro de regalo. Y vueltas al ruedo dieron, en la mañana y en la tarde, Ernesto y Hernán Gutiérrez Arango, los ganaderos que anotaron sus nombres en los titulares del histórico día para la plaza de Manizales.

 

Dos libros más de la Temporada manizaleña

  • 70 años de la fiesta brava, de Carlos Arboleda González.
  • Décadas monumentales de pasión taurina, de Rey Buitrago.

 

El cartel de hoy

Corrida mixta

  • José Luis Rodríguez (rejoneador)
  • Manuel Libardo
  • Luis Miguel Ramírez
  • Anderson Sánchez

Hora: 3:30 p.m.

Ganadería: Mondoñedo.

 


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