Alexándra se fuma un cigarrillo para matar la fría noche mientras llega algún cliente a solicitar sus servicios.
No pudo acostumbrarse al cuerpo que le tocó y mucho menos a estar sin Wilson, su hermano mayor, su amor, el hombre por el cual se hizo poner implantes en sus pechos y en sus glúteos para parecerse más a una mujer, aunque genitalmente siguiera siendo un hombre.
Alexándra es su nombre y desde una calle de Nueva York (Estados Unidos) relata cómo dejó el campo en el que vivía para salir huyendo de su padre (Elías), quien al descubrir el amor entre sus hijos los expulsó del hogar. También los recluta, pues Elías trabajaba para una organización que reunía gente para asesinar y manipular armas.
El vivir ese mundo hizo que Alexándra y Wilson planearan escapar. Tras la huida llegó la separación, pues Alexándra continúa en la oscura y fría calle norteamericana esperando a Wilson y mientras eso sucede, seguirá siendo una prostituta.