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Miles de personas siguen celebrando la caída del régimen de Bachar al Asad.
EFE | LA PATRIA | DAMASCO
Siria vivió ayer una histórica jornada de celebraciones en la que decenas de miles de personas se reunieron en Damasco y otras ciudades bajo la bandera verde, blanca y negra, símbolo del cambio político en el país.
Esta bandera, aún no oficial, representa la transición del régimen de Bachar al Asad a una nueva era en Siria, luego del colapso del gobierno de Asad tras más de 50 años de control familiar. La fecha coincidió con el día del rezo musulmán y marcó el inicio simbólico de un nuevo ciclo político en la nación.
En la plaza de los Omeyas de Damasco, un lugar históricamente restringido para movilizaciones, miles de personas se unieron para celebrar la caída del régimen. La multitud estuvo compuesta por diversos sectores sociales, desde clases urbanas y rurales hasta grupos islamistas radicales, todos unidos por la misma bandera. La escena reflejó la diversidad de los asistentes y la compleja coalición que contribuyó a la derrota de Asad.
La bandera en cuestión tiene sus raíces en la independencia siria, adoptada tras la salida de los franceses en 1946 y usada hasta 1958, antes de la adopción de la bandera roja, blanca y negra durante las revoluciones árabes. Para muchos, esta bandera representa la Siria patriótica de tiempos previos a la dictadura de los Asad. En este contexto, Yazen al Masry, un farmacéutico de Damasco, expresó que la nueva bandera refleja la libertad perdida y deseada por el pueblo sirio.
Aunque algunos grupos islamistas, como el HTS, habían utilizado una versión de esta bandera con la adición de la "shahada" en su centro, en Damasco no se observó ningún símbolo religioso en la bandera durante las celebraciones. La población, que se mostró entusiasta, llenó las calles con banderas y carteles, mientras los ciudadanos de diversas procedencias convivían sin temor a represalias, ya que no había presencia de fuerzas de seguridad, excepto por los "muyahidines" que protegían de manera informal el evento.
La jornada también fue marcada por el llamado de Ahmed al Charaa, líder islamista insurgente, quien instó a la población a celebrar pacíficamente el derrocamiento de Asad. En Damasco y otras ciudades, como Hama, Latakia, Tartus, Deraa y Al Sueida, las celebraciones continuaron con entusiasmo, simbolizando el fin de un ciclo y el inicio de una nueva etapa en la historia de Siria. Para muchos, ayer fue "el mejor día" de sus vidas, reflejando un profundo sentimiento de liberación y esperanza en el futuro del país.
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