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Los temas prioritarios para Trump, como la inflación elevada y la inmigración, fueron centrales para los votantes que lo apoyaron en su regreso a la Casa Blanca.
Jairo Mejía
EFE | LA PATRIA | Washington
La victoria electoral del expresidente Donald Trump marca la culminación de una gesta política sin precedentes que ha logrado expandir el Movimiento MAGA más allá de los hombres blancos de zonas rurales, redefiniendo el Partido Republicano y las reglas del discurso político en EE.UU.
La premisa parecía clara: un candidato con una condena criminal, que bromea sobre poner a una excongresista frente a un pelotón de fusilamiento, que ha sido acusado de machista y acosador, que se rodea de portavoces que airean sin complejos comentarios racistas no tiene posibilidades de llegar a la Presidencia de Estados Unidos, que disputaba a la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris.
Pero Trump, que ya provocó un terremoto político que echó por tierra las teorías de sesudos analistas en 2016, lo ha vuelto a hacer y ha demostrado que su plan para ampliar -aunque sea levemente- su atractivo entre sectores de la población mayoritariamente demócratas ha surtido efecto, con mejoras entre hispanos, hombres negros y votantes jóvenes.
Para ganar, Trump ha necesitado prácticamente el mismo número de votos que en 2020.
Trump, producto de un mundo polarizado
"El hecho de que Trump haya insistido en su base con un discurso bronco, de resentimiento, racismo, misoginia, odio y miedo es producto de un escenario político polarizado. Como explico en mi libro, la mayor parte del electorado desde 2008 se ha atrincherado en dos bandos. Cada vez hay menos votantes indecisos", explica Don Nieman, profesor emérito de Historia política de la Universidad de Binghamton y autor de Path to Paralysis.
Trump superó los pronósticos: ha destrozado el llamado 'muro azul' que daba esperanzas de victorias a Harris, ha tomado el control del Senado con candidatos elegidos por él y que le rinden pleitesía constante y está a un paso de controlar también la Cámara de Representantes, que ha purgado de republicanos independientes o críticos.
Para llegar a esta victoria, Trump no ha tenido que recurrir a la corrección política: ha llamado a Harris persona de "bajo cociente intelectual" o una "pu-- loca", sin completar el insulto, y se ha rodeado de asesores como Stephen Miller, que ha lanzado proclamas antinmigrante y parafraseado a Adolf Hitler con su ya viral "América para los americanos y solo para los americanos".
Según el experto demoscópico republicano Frank Luntz el error de Harris fue dedicarse "casi en exclusiva a atacar a Donald Trump. Los votantes ya saben todo lo que tienen que saber de Trump (...) Es un error colosal de su campaña poner el foco de atención en Trump más que en Harris".
Trump se ha impuesto en estas elecciones a pesar de haber enfrentado un gasto de más de mil millones de dólares de la campaña de Harris, lo que evidencia aún más la falta de acierto demócrata para movilizar su voto —como lo hizo el presidente Joe Biden en 2020— en un sistema electoral fragmentado en 50 estados, donde hasta ahora el dinero era un factor clave para definir las probabilidades de victoria.
El Partido Trumpista
Esta segunda victoria de Trump lo consolida como el político conservador más influyente de toda una generación y una fuerza que ha transformado en menos de 10 años al Partido Republicano, el más longevo de un país democrático, en una nueva formación.
En campaña, el presidente electo raramente hablaba del Partido Republicano, sino del 'Movimiento MAGA' -siglas de Make America Great Again-, mientras que ha colocado en el Comité Nacional Republicano y el resto del aparato de la formación a sus aliados más fieles, con su nuera Lara Trump a la cabeza.
En el camino, Trump ha dejado un reguero de conservadores que durante esta campaña se refugiaron en el bando demócrata de Harris, quien recibió apoyos de republicanos como Liz Cheney, el exfiscal general Alberto Gonzales o John Negroponte y prometió a estos exiliados "un puesto en su mesa" que ahora nunca se materializará.
La desbandada de neoconservadores y el discurso de halcón de Harris deja a demócratas y a republicanos tradicionales en un estado de shock del que tardarán en recuperarse.
¿Cómo votó Estados Unidos para dar una victoria a Trump?
Esta elección, en la que la economía se consolidó como el principal tema de preocupación para los votantes, mostró una inclinación significativa en estados clave como Georgia, Carolina del Norte y Wisconsin, donde más del 40% de los votantes identificaron la situación económica como la mayor prioridad.
Además, aunque se esperaba una marcada brecha de género, los datos reflejan que Harris obtuvo el respaldo del 54% de las votantes mujeres, pero sin alcanzar los niveles de apoyo femenino que en su momento lograron Biden y Hillary Clinton. Trump, por su parte, mantuvo el respaldo del electorado masculino y atrajo una mayor proporción de apoyo entre votantes hispanos y afroamericanos en comparación con 2020, lo que fue crucial para su victoria en esta contienda.
El respaldo a Trump entre votantes sin título universitario y en áreas rurales, históricamente republicanas, también contribuyó a su triunfo. Mientras que las zonas urbanas favorecieron a Harris, en las áreas rurales el 63% de los votantes apoyó a Trump, y los suburbios mostraron una división más estrecha. Harris, sin embargo, ganó terreno entre los votantes blancos con estudios universitarios, en especial entre las mujeres con título universitario, un grupo que la respaldó con un 59%. La evolución en el respaldo de grupos demográficos y la variada geografía de apoyo evidencian una campaña centrada en temas económicos y de seguridad, reflejando prioridades que empujaron a los votantes a confiar en Trump para enfrentar los desafíos económicos actuales.
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