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Los presidentes de Argentina, Javier Milei; de Uruguay, Luis Lacalle Pou; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Paraguay, Santiago Peña, posan en la sede del Mercosur.
Manuel Fuentes
EFE | LA PATRIA | América
El acuerdo comercial firmado ayer entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur marca un hito en las relaciones internacionales y económicas entre ambas regiones. Este tratado, fruto de un cuarto de siglo de negociaciones, es un reflejo de las complejas dinámicas de intereses políticos, económicos y ambientales que caracterizan la cooperación global contemporánea.
El acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur representa una oportunidad sin precedentes para ambas regiones. Más allá de los desafíos, este tratado puede marcar el inicio de una nueva era de cooperación económica, siempre y cuando se gestionen adecuadamente las tensiones ambientales y políticas.
Contexto histórico y primeros avances
La relación entre la UE y el Mercosur comenzó a consolidarse en 1995 con el Acuerdo Marco Interregional de Cooperación, que sentó las bases para negociaciones más profundas. A pesar de este inicio prometedor, los progresos fueron lentos debido a diferencias fundamentales en políticas comerciales y agrícolas.
Fue en junio de 2019 cuando se alcanzó un "acuerdo de principio", calificado como histórico por ambos bloques. Este avance fue un reconocimiento de la necesidad de profundizar la integración económica y explorar nuevas oportunidades de comercio.
El pacto fue descrito como uno de los más relevantes a nivel mundial, dada la magnitud del impacto económico y político que podría generar.
El acuerdo, además, reflejaba un interés estratégico por diversificar mercados y fortalecer la cooperación entre Europa y América del Sur, en un contexto de creciente competencia económica global.
Obstáculos y apoyos estratégicos
A pesar del entusiasmo inicial, la ratificación del acuerdo se enfrentó a numerosos desafíos, especialmente por las discrepancias entre los Estados miembros de la UE. Los principales puntos de tensión giraron en torno a cuestiones ambientales, agrícolas y de sostenibilidad.
Francia, liderada por el presidente Emmanuel Macron, se posicionó firmemente en contra del acuerdo, argumentando que este podría generar una competencia desleal para los agricultores europeos.
También expresó preocupaciones sobre el incumplimiento de estándares ambientales por parte de los países del Mercosur, y alertó sobre los riesgos para la sostenibilidad y los compromisos climáticos globales.
Sin embargo, países como Alemania y España respaldaron el acuerdo, reconociendo su potencial para diversificar el comercio europeo y acceder a mercados emergentes.
Desde una perspectiva geopolítica, el acuerdo es visto como un contrapeso frente al fortalecimiento de otros bloques comerciales, como el de China en América Latina.
Uno de los mayores retos fue la percepción de que los países del Mercosur no adoptan políticas suficientemente estrictas para proteger sus recursos naturales, especialmente en lo relacionado con la deforestación de la Amazonía.
El acuerdo en cifras
La Unión Europea y el Mercosur representan una población combinada de más de 780 millones de personas, lo que hace que el acuerdo cubra uno de los mayores mercados del mundo.
Según datos del servicio de estudios estadísticos de la Comisión Europea (Eurostat), el intercambio comercial entre ambas regiones supera los 109.500 millones de euros (115.904 millones de dólares) anuales.
En 2023, las exportaciones de Europa hacia el Mercosur alcanzaron un valor de 55.700 millones de euros (58.957 millones de dólares), mientras que las importaciones provenientes de esta región sumaron una cifra similar de 53.800 millones de euros (56.946 millones de dólares).
La firma del acuerdo, un paso decisivo
Las delegaciones de ambos bloques se reunieron ayer en Montevideo para concretar la firma del acuerdo comercial. Este evento no solo representa el final de un proceso diplomático complejo, sino también el inicio de un camino lleno de desafíos.
Aunque la firma del acuerdo es un hito significativo, el proceso de ratificación y la implementación efectiva enfrentan varios obstáculos.
El acuerdo debe ser aprobado por los 27 Estados miembros de la UE y los países del Mercosur, un proceso que podría prolongarse debido a las diferentes prioridades nacionales.
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