Foto | EFE | LA PATRIA
La capital azerbaiyana, Bakú, acoge la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP29).
La cumbre del clima COP29 de Bakú encara su semana decisiva con el inicio este lunes de las negociaciones políticas y pocas esperanzas de que culminen con algún éxito determinante que permita reforzar la financiación climática para combatir el calentamiento global.
A partir del lunes, 18 de noviembre, los ministros de los países tomarán el relevo de sus técnicos para dar el impulso político al acuerdo, o al menos la mayoría de ellos.
Estos primeros siete días de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP29) en Bakú (Azerbaiyán) pueden resumirse en cinco puntos:
Las negociaciones
El objetivo de la cumbre es establecer una meta de financiación de los países ricos a los estados más desfavorecidos y, a la vez, más vulnerables a los fenómenos climáticos extremos, para que a partir de 2025 se superen con creces los 100.000 millones de dólares anuales comprometidos hasta ahora. De momento prima el escepticismo entre los asistentes por alcanzar este compromiso.
Un pesimismo basado en algunos hechos palpables: para febrero de 2025, los países deben actualizar sus planes nacionales para la reducción de emisiones, con el fin de alinear estos compromisos con el objetivo del Acuerdo de París: no superar el umbral de 1,5 ºC de calentamiento global respecto a la temperatura media del planeta en la época preindustrial.
Pero, pese a que a estas alturas el mundo ya se ha calentado de media 1,3 ºC respecto a ese periodo y que 2024 va camino de ser el año más cálido jamás registrado, sólo Brasil, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido tienen un compromiso claro en esa línea.
El vicepresidente brasileño Geraldo Alckmin aprovechó su paso por la COP29 para detallar cómo su país quiere alcanzar el objetivo de reducir las emisiones entre un 59 % y un 67% para el año 2035, en tanto que el primer ministro británico, Keir Starmer, anunció un nuevo objetivo climático más ambicioso con la reducción en un 81 % de las emisiones contaminantes sobre niveles preindustriales para 2035.
Las emisiones contaminantes y las negociaciones para llegar a un acuerdo que permita consolidar un mercado de carbono internacional estable han ocupado también buena parte de las primeras jornadas de la COP29 desarrolladas hasta ahora. No faltan críticas a este sistema de quienes lo ven como "un lavado verde".
La política
Han sido días muy técnicos y con escasos compromisos, como ya anticipaban muchos expertos, aunque la cumbre se ha visto empañada además desde su inicio por el triunfo electoral de Donald Trump en EE.UU., sus creencias negacionistas del cambio climático y la sospecha de que intentará sacar a su país del Acuerdo de París.
Es esta cumbre de grandes ausencias, no han estado por ejemplo, el presidente saliente de EE.UU., Joe Biden, ni su sucesor, Donald Trump; tampoco asistieron el ruso Vladimir Putin, el chino Xi Jinping y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Declinaron asimismo acudir a la COP29 el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz, y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, mientras que el colombiano Gustavo Petro tuvo que cancelar su visita dada la emergencia climática por inundaciones en su país.
Ya desde la inauguración, la polémica estuvo servida, después de que el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, calificara los combustibles fósiles como "un regalo de Dios". El petróleo y el gas representan el 47,8 % del PIB de Azerbaiyán y el 92,5 % de sus exportaciones en 2022.
La respuesta más contundente le llegó de la ministra brasileña de Medioambiente, Marina Silva: "Tenemos que ser comedidos en cuanto a la cuestión de los regalos de Dios (...). Por ejemplo, si comemos azúcar de maíz, con certeza acabaremos diabéticos".
Ilham Aliyev continuó alimentando el debate cuando unos días después acusó a Francia y a Países Bajos de neocolonialismo por mantener territorios de ultramar, lo que llevó a un intercambio de reproches y a la renuncia a asistir a Bakú por parte de la ministra francesa de transición ecológica, Agnès Pannier-Runacher.
De fondo, el conflicto entre ambos países por el apoyo de Francia a Armenia en su disputa con Azerbaiyán por el territorio de Nagorno-Karabakh.
Otro susto llegó cuando la delegación de Argentina abandonó la cumbre sin previo aviso por orden del presidente del país, Javier Milei. En principio, la decisión es simbólica, porque no implica que se salga de momento del Acuerdo de París.
El dinero
Centrados en las negociaciones financieras, uno de los estudios sobre la mesa es el del Grupo de Alto Nivel sobre Finanzas Climáticas que calcula en 2,4 billones de dólares anuales la cantidad que necesitarán para 2030 los países en desarrollo y economías emergentes, sin contar a China.
De ese dinero, 1 billón de dólares tendría que ser financiación externa y, el resto, aportado por los propios países afectados.
La cifra debería aumentar hasta 1,3 billones en 2035, porque cualquier retraso lo que hará será incrementar los costes a futuros. Se prevé que las inversiones necesarias tanto para adaptación como para pérdidas y daño aumenten considerablemente, por lo que es crucial actuar rápido.
Durante la cumbre se han escuchado algunas propuestas para ayudar a los países del Sur Global a financiar la costosa transición climática, como la del secretario general de la ONU, António Guterres, que pidió nuevos gravámenes para el transporte marítimo y la aviación, así como la extracción petrolera y gasística.
Por su parte, el Grupo de Trabajo sobre Exacciones Solidarias Globales (GSLTF por sus siglas en inglés) planteó una propuesta de nuevos impuestos, especialmente sobre criptomonedas, plásticos y ultrarricos, con el fin de reducir la brecha de financiación mundial para el clima.
Los estudios científicos
Cuando la COP29 comenzó sus trabajos, el pasado día 11, la Organización Meteorológica Mundial indicó que entre enero y septiembre la temperatura media del planeta superó en 1,54 grados los niveles preindustriales, con lo que va camino de ser el más cálido jamás registrado.
Esta misma semana, el informe Gobal Carbon Budget para 2024, con la participación de 119 científicos, señaló que las emisiones totales alcanzarán 41.600 millones de toneladas, un nuevo récord que muestra que el mundo aún no ha llegado al pico de acumulación de CO2 en la atmósfera.
Además, el desplazamiento forzoso ha alcanzado niveles récord y se sitúa ya en 123 millones de personas, de las cuales unas 90 millones viven en países gravemente amenazados por el cambio climático, según un nuevo informe que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha publicado este martes.
Los glaciares ubicados en región de los Andes tropicales, formada por Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, se están derritiendo diez veces más rápido que el promedio acumulado global, según un informe presentado este martes por la Iniciativa Internacional sobre el Clima en la Criosfera (ICCI, por sus siglas inglés). Y Venezuela perdió su último glaciar, el Humboldt, en 2024.
Los grupos de presión
El recuento de delegados que han venido a promocionar esa tecnología en la cumbre de clima se conoce un día después de que la plataforma Expulsar a los Grandes Contaminadores (Kick Big Polluters Out) denunciara que en la conferencia climática de Naciones Unidas en Bakú hay acreditados 1.773 lobistas de empresas de combustibles fósiles.
Según un análisis de la coalición ‘Kick Big Polluters Out’ (en español, “Echad a los grandes contaminantes”), habría en total 1.773 representantes de la industria de los combustibles fósiles —principales culpables del calentamiento global—, cifra menor que la cantidad de cabilderos que hubo la pasada cumbre de Dubái, pero muy superior a las de otros años.
En Bakú hay registrados más representantes de las energías sucias que de delegaciones enteras de países vulnerables al cambio climático, y la mayor parte de esos lobistas provienen de países ricos.
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