Hasta en La Picota existe inseguridad
Señor director:

En las cárceles no hay controles rigurosos para garantizar la seguridad. La inseguridad en Colombia es un hecho lamentable y nos afecta a todos. No nos explicamos cómo es posible que dentro del centro penitenciario La Picota, en Bogotá, asesinen a un recluso. Lo acontecido recientemente con Francisco Luis Correa Galeano, el cerebro del asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, asesinado en el interior de La Picota es otro caso que demuestra la grave inseguridad en todo el país; en este y otros hechos ocurridos en centros de reclusión dan las bases para modificar en forma sustancial el funcionamiento general del Instituto Nacional Penitenciario de Colombia (Inpec).
No nos digamos mentiras, por falta absoluta de seguridad, la inmoralidad de algunos guardias y más controles en los centros penitenciarios es que ocurren estos hechos lamentables e increíbles. Está demostrado que desde las cárceles los presos cometen extorsiones. Para este delito los internos disponen de celulares que ingresan con la complicidad de los guardianes, también de armas diversas, tal y como sucedió con la muerte de Correa Galeano. Lo que ocurre en la estimada más segura cárcel de Colombia, La Picota, también sucede en otros centros de reclusión colombianos. Muchos presos o sentenciados por cualquier delito continúan ejecutando actividades ilícitas como la extorsión y las estafas. Son muchos los casos delictivos, en las referidas modalidades y otras, sucedidos y conocidos por intermedio de los diversos medios de comunicación. La inseguridad en Colombia la debe ver el Gobierno como otro delicado problema nacional y debe tomar medidas pronto.
Jorge Giraldo Acevedo

Debemos practicar el estoicismo
Señor director:

En el mundo tan convulsionado que vivimos y que cada día es peor, dados los cambios y la transformación social tan negativa que arroja inmenso descontento, frustración, entre tantas afecciones de índole psicológico y moral cuyos patrones de conducta son la ansiedad, el estrés y la depresión, por no lograr muchas veces los objetivos propuestos, tener reveses, el aumento de los conflictos familiares y la violencia tan aterradora que vive Colombia, nos vemos abocados a practicar y ayudarnos con una doctrina tan valiosa como es el estoicismo. Es una escuela filosófica que se basa en la razón y en la idea de que no se debe intentar controlar lo que está fuera de nuestro alcance. Su objetivo es alcanzar la felicidad a través del desarrollo de la virtud moral y la serenidad.
Álvaro Alzate Ussma

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