En la tarde del 24 de diciembre el salario mínimo fue decretado por el Gobierno, al no lograrse un acuerdo entre las centrales obreras y los empresarios. El Comando Nacional Unitario que agrupa a los sindicatos de trabajadores, mantuvo firme su propuesta de un 12%, lo que llevaría a un alza de $156.000, mientras la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), sugirió un aumento del 6,83%. El presidente Petro lo fijó en 9,54% lo que significa un aumento de $123.500, quedando el salario mínimo para este 2025 en $1.423.500 básico, que al sumarle el subsidio de transporte, $200.000, queda en $1.623.500. Pero el salario real, luego de sumarle todo lo que la ley ordena, es otro. Veamos.
Los empleadores deben cubrir el 8,5% del salario en aportes a salud, debiendo pagar $120.988. Por pensión, el empleador deberá cancelar la suma de $170.820. La ARL, cuyo costo está sujeto al nivel de riesgo asociado al trabajo, tiene una tarifa máxima de 6,96%, debiendo pagar el empleador $99.076.
La contribución a las Cajas de Compensación es del 4% debiendo pagar el empleador $56.940. La prima, tiene un porcentaje del 8,33% lo que significa un pago de $135.238. Las cesantías, representan un 8,33%, correspondiendo un pago del empleador por otros $135.238. Los intereses a las cesantías representan un 1%, significando un pago de $16.235. Las vacaciones son el 4,17%, correspondiéndole al empleador un pago de $59.360. En síntesis, el real valor del salario mínimo a pagar por los empresarios este año que recién comienza será de $2.417.403.
Con la realidad económica del país, ¿podrá el empresariado pagar esta suma? ¿El salario mínimo fijado por el Gobierno, favorecerá finalmente al sector al cual está dirigido? Empecemos por mirar los incrementos que se presentarán desde estos días de enero hasta dentro de tres o cuatro meses. Los alimentos, con la espiral alcista de los últimos tiempos, podrán subir hasta un 10%, presionados por el aumento de los insumos y costos de transporte. Hay que tener en cuenta que algunos productos están indexados a la inflación y otros al salario mínimo, como también tenemos claro que con el aumento del salario mínimo subirán los servicios como el copago en las EPS y otros más.
El Observatorio Fiscal y Laboral de la Universidad Javeriana estima que solo alrededor del 17% de los empleados se beneficiarán de manera directa del aumento del salario mínimo, por cuánto el 83% restante continuará enfrentando condiciones laborales caracterizadas por la informalidad, la precariedad y ajustes salariales menores. El aumento desproporcionado, no injusto, que es distinto, hace que este salario mínimo ponga en peligro la viabilidad de cientos de micro, medianas y pequeñas empresas, afectando la generación de nuevos empleos y arriesgando los puestos de trabajo existentes, lo que conducirá a un mayor crecimiento de la informalidad, con todo lo que ello acarrea.
Su alza es abiertamente populista, impuesto con la clara intención de comprar la conciencia de los más desfavorecidos, pensando más en las elecciones del 2026 que en el bolsillo de quienes el Gobierno dice defender y a quienes finalmente apretará. El 2025 no será un año fácil. Con la cascada de alzas, empezando por los combustibles, un nuevo paro de transportadores nos espera a la vuelta de la esquina. Estamos en el Gobierno del Cambio, un cambio, no para bien, sino para mal. En esas estamos.