En su viaje por los Llanos y la Orinoquía, Rivera pasó por San Fernando de Atabapo, pueblo del que he hablado en otras ocasiones. Allí se enteró de las andanzas del coronel Tomás Funes, que fue un funesto personaje y un astuto comerciante de caucho y que fue fusilado en la plaza del pueblo en 1921. A Funes se le achaca la muerte de muchos colonos y caucheros. En su momento yo conté cómo redescubrí la tumba del mentado coronel. En la plaza del pueblo una placa recuerda el fusilamiento. El acontecer culminante de la vida de Funes como político y como comerciante del caucho, el balatá y la sarrapia, ocurrió durante el gobierno del dictador venezolano Juan Vicente Gómez. Rivera incluyó al coronel Funes en La Vorágine.
En su labor dentro de la comisión de límites con Venezuela, Rivera llegó hasta Manaos, la principal metrópoli del caucho en la selva amazónica. En todos estos recorridos Rivera fue recogiendo datos de las atrocidades de la Casa Arana. Hubo tres grandes bodegas receptoras del caucho en la selva, una por cada país: Iquitos en el Perú, Manaos en Brasil y en Colombia el poblado de La Chorrera, ubicado en la margen derecha del río Igaraparaná. La Chorrera, célebre como centro de las fechorías de la Casa Arana en Colombia (y en La Vorágine) recibía el caucho de los tambos ubicados en los ríos Igaraparaná y Cahuinarí y lo sacaba al poblado de Arica en el Río Putumayo. Por su parte el caucho recogido en la cuenca del río Caraparaná salía al poblado de El Encanto en el río Putumayo. He navegado todos estos ríos. El río Putumayo era la gran “carretera” colombiana que trasportaba el caucho hacia Manaos. Al caucho le decían comúnmente goma.
El río Putumayo, que marca límite con Ecuador y más abajo con Perú, abandona a Colombia en Tarapacá para entrar a Brasil donde toma el nombre de icá. Este icá se escribe con una cedilla debajo de la “c” y desde luego con “i” mayúscula. En el computador no lo puedo escribir correctamente. Se pronuncia “isá”. En internet definen así: ”Es una “c” latina con una pequeña z (zetilla) en forma de virgulilla debajo”. Un ejemplo igual: en Cataluña se lee en fincas: ”Coto privado de caca”.
La segunda “c “de esta palabra lleva debajo la zetilla o virgulilla de modo que se pronuncia: coto privado de caza. Prohibida la cacería, en palabras castellanas. Volvamos al río Putumayo o “icá”, que al entrar a Brasil tuerce su rumbo hacia el sur y al llegar a un pequeño poblado construido sobre una roca y que se llama Santo Antonio (en portugués) desemboca en el Solimoes. Este Solimoes es el mismo Amazonas, pero se llama así al tramo comprendido entre el límite de Colombia, Perú y Brasil (o sea Leticia) y Manaos. Después de Manaos en su larguísima carrera hacia el Atlántico el Solimoes se llama Amazonas. ¿Estamos?