La cuenca del Orinoco goza de clima ardiente, por lo cual la cerveza Polar fría fue un oportuno refrigerio.

Casuarito tuvo en su época boyante una pista y en alguna ocasión yo aterricé allí en la avioneta de Inderena.

La primera vez que visité Casuarito, hace por lo menos 35 años, lo llamé pueblo-várice porque los tubos que llevaban el agua sobresalían sobre las rocas, ya que era imposible hundirlos bajo tierra que aquí sería bajo roca. Esta circunstancia ahora ha cambiado.

Dejamos el pueblo con alguna alegría para los comerciantes beneficiados por nuestras compras.

Vamos en el grupo de “Viajeros del Orinoco” que dirige Ariel Trujillo, experimentado guía y gran conocedor de la zona. Siguiendo nuestra navegación entramos en el famoso raudal de Atures.

El sabio Humboldt en su “Viaje a las regiones equinocciales” relata su paso por los dos míticos raudales que impiden la navegación del Orinoco: Atures y Maipures. El de Atures se encuentra cerca de Casuarito y es considerado como el raudal más ancho de la Tierra.

Un raudal es un sitio en el que un río se encabrita porque tiene piedras que dificultan o impiden la navegación; se forman chorros, cascadas y torbellinos peligrosos.

Las primeras noticias que tuvieron los europeos y el llamado mundo civilizado del raudal de Atures fueron proporcionadas por Jean Chaffanjon con sus relatos y fotografías.

Este francés fue sobrino del famoso médico y científico Claude Bernard y nació en 1854. En su juventud militó en las huestes de Garibaldi en 1870. En 1884 descubrió las fuentes del Orinoco y sus aventuras inspiraron a Julio Verne para su novela “El soberbio Orinoco”.

Solo pilotos experimentados pueden atravesar el raudal de Atures sin que los viajeros se bajen a caminar por las orillas. Sentados en la lancha gozamos del arriesgado cruce emocionados viendo cómo nuestra embarcación vencía con seguridad los chorreones saltando sobre ellos.

Al llegar a cierto punto donde el peso de los viajeros hace demasiado peligroso el cruce del raudal la embarcación se aproxima a la orilla y saltamos a tierra. El piloto lleva el solo el bote y más adelante nos recoge. Este es el procedimiento normal en los raudales peligrosos de la selva.

En la navegación del río Inírida que es el río que tiene los más bellos raudales de la selva, en mis largos viajes hacia el Raudal Alto de Caño Mina, (portada de mi libro “Colombia Secreta”) saltamos a tierra como ya dije y además tenemos que cargar por las orillas los pesados timbos de gasolina, los morrales, la comida, las carpas y todo lo que necesitamos para una larga estadía en la selva.

El trecho por tierra nos lleva entre arenales, árboles y enormes rocas redondas que parecen sembradas por algún extraterrestre.

Todas las piedras se roban fotografías. Unos pescadores han levantado sus chozas en el sitio más bello de la orilla, donde una piedra redonda de tal vez un metro y medio de diámetro está encaramada sobre una roca enorme.

No hay explicación para este fenómeno; ¿quién subió esa enorme bola de roca a esa altura de unos 15 metros sobre el suelo? Misterio.