El verbo latino ‘inhibere’ significa ‘detener, retener, comprimir, reprimir’. De él viene el castellano ‘inhibir’, que significa “impedir o reprimir el ejercicio de facultades o hábitos”. Pronominalmente, “abstenerse, dejar de actuar” y “echarse fuera de un asunto o abstenerse de entrar en él o tratarlo”, por ejemplo, ‘se inhibió de participar en el fraude’. Tiene también otros significados relacionados con el derecho y la medicina. Sus sinónimos son ‘vetar, prohibir, estorbar; abstenerse, apartarse, retraerse, eximirse’, etc. De acuerdo con estas nociones, la acción de este verbo cobija únicamente las actuaciones de los seres humanos. Razón por la cual es patentísimo su fuera de lugar en el siguiente titular de El Tiempo: “Ocho drones han sido inhibidos en la Zona Verde” (El Tiempo, titular, A Fondo COP16, 25/10/2024). Y en el texto dice: “Hasta el momento, son ocho los drones que han sido inhibidos...”, y menciona “una sala de inhibición”. Los verbos apropiados para expresar esa idea podrían ser ‘neutralizar, contrarrestar, inhabilitar, destruir’ y muchos otros, no, ‘inhibir’. 
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De la siguiente manera escriben hoy en día algunos cronistas: “Antes, en enero de 2024, causó controversia una invitación por parte del Ministerio de Cultura, firmada por Correa, a una conmemoración por el aniversario de los 50 años del robo por parte del M-19 de la espada de Bolívar. La molestia se dio porque no se designó la acción como un robo por parte del grupo guerrillero...” (El Tiempo, Colombia, El ministro de Cultura..., 26/10/2024). Es la plaga de las locuciones inútiles ‘por parte de’ y ‘de parte de’, de cada una de las cuales sobran dos palabras, pues las preposiciones ‘por’ y ‘de’, ellas solas, hacen cumplidamente su oficio. En la primera, “...una invitación del ministerio de Cultura...”; en la segunda, “...del robo por el M-19 de la espada...”, y en la tercera, “...un robo por el grupo guerrillero...”. Lo grave de esta plaga es que ya infectó a todo el mundo y, parece, no hay vacuna que la detenga. 
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Los adjetivos son variables en género y número. Así, de ‘motor’ su femenino es ‘motora’;  su plural, ‘motores’ para el masculino, ‘motoras’ para el femenino. Tiene también el femenino irregular, ‘motriz’, cuyo plural es ‘motrices’. Esta norma cobija, ¡cómo no!, a su derivado ‘automotor’, cuyos femeninos son ‘automotora’ y ‘automotriz’, y sus plurales, ‘automotores’, automotoras’ y ‘automotrices’. Inexplicablemente, alguno en El Tiempo olvidó esta regla gramatical elemental y redactó un titular así (y no hubo quien lo corrigiera): “Datos clave para que no se pierda lo mejor de esta vitrina del sector automotriz” (Temas. Salón del automóvil, 27/10/2024). ‘Sector’ es un sustantivo masculino, por lo que su adjetivo debe concordar con él en género: ‘sector automotor’. Sin excepciones. 
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Una cosa es con la tilde, y otra, sin ella. En la edición de El Tiempo, citada en el párrafo anterior, aparece una propaganda de página entera de un modelo de Toyota, que dice así: “Descubre hasta donde puedes llegar con la potencia de Hilux”. Sin la tilde del adverbio de lugar ‘donde’, esa oración se convierte en afirmativa, con el significado de ‘descubrir’ algo hasta el punto de llegada nada más, como en ‘estudia hasta donde puedas’. En cambio, con la tilde (“descubre hasta dónde puedes llegar con la potencia de Hilux”) la oración es implícitamente interrogativa, pues su significación es la de la búsqueda de respuesta a una, digamos, curiosidad: conocer la potencia de ese automóvil. Un detallito, pero de suma importancia.