Los participios pasivos de los verbos, cuando no hacen parte de sus tiempos compuestos (‘los hemos sentido cerca’), siguen la norma que reglamenta la concordancia de los adjetivos calificativos, a saber, que deben concordar en género y número con el sustantivo correspondiente. Esta doctrina se aplica al dicho ‘dar por sentado algo’, que significa, ‘considerarlo verdadero, que no admite objeciones ni dudas’. Cuando lo que se da por sentado es del género gramatical femenino y del número plural, debe concordar con estos accidentes. Lo que no tuvo en cuenta el periodista que redactó lo siguiente: “...uno de cada diez votantes (latinos) pertenece a este grupo. Sin embargo, sus preferencias políticas ya no están dadas por sentado” (El Tiempo, Internacional, 4/11/2024). Castizamente, “...sus preferencias políticas ya no están dadas por sentadas”. 

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Después de mucho tiempo estuve de visita en el pabellón de infectados de ‘subjuntivitis’, y encontré allí al columnista de El Tiempo  Sergio Muñoz Bata, que dio positivo en las siguientes muestras: “...si atendemos las declaraciones del general John Kelly, quien fungiera como jefe de Gabinete de Trump...”; “O a lo dicho por el general Mark Milley, quien fuera su jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de EE.UU.” (5/11/2024). ‘Subjuntivitis’ –recordémoslo– es el empleo equivocado del antepretérito de subjuntivo (inflexiones verbales terminadas en ‘-ara’ y ‘-era’) por el pretérito de indicativo, que expresa siempre un hecho cumplido, por ejemplo, ‘hace poco estuve en Aguadas’. El antepretérito, en cambio, indica ‘posterioridad’ a lo que indica el verbo principal, verbigracia, ‘le pidió que asistiera a la reunión’, acción que puede realizarse o no. En las muestras contaminadas, su redactor expresa hechos cumplidos, pues tanto John Kelly como Mark Milley fueron ‘empleados’ del noramala recién elegido presidente de Estados Unidos. Entonces, correctamente, “...John Kelly, quien fungió como...” y Mark Milley, quien fue su jefe...”. Porque así fue. 

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Durante los días anteriores a la ceremonia de coronación de la reina de belleza colombiana (10 de noviembre de 2024), en la sección ‘Entretenimiento’ de las noticias de RCN, sus presentadoras siempre, sin falta, decían: “Las treinta y un candidatas”, “las treinta y un participantes”. Sin excepción alguna, ‘las treinta y una candidatas’, ‘las treinta y una participantes’, porque la apócope del numeral cardinal ‘uno’ (‘un’) es exclusivamente del género gramatical masculino, por ejemplo, ‘los treinta y un miembros de una corporación’. Este error es frecuente, inclusive en otros contextos. Y lo que me extraña es que en una empresa de la importancia nacional de RCN no haya quien salga en defensa del idioma, como si a nadie le importase su empleo castizo. ¿Será pedirle peras al olmo? 

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Hay en LA PATRIA un redactor a quien le encanta la incoherente expresión ‘caerse de su propia altura’, pues se ha valido de ella en más de una oportunidad, por ejemplo, en este titular de primera página: “Caídas desde propia altura, mortales en Manizales” (11/10/2024), que repite en la página sexta, Enfoque, (“35 vidas perdidas (...) por caídas desde propia altura”). Es ‘incoherente’, porque, a no ser que se trate de caídas desde una altura igual a la propia, éstas se presentan por la pérdida del equilibrio, como ‘desplomarse’ (‘caerse redondo’), o, por el propio peso, moverse de arriba abajo, como ‘agacharse’ o ‘acostarse’. Decimos también ‘caer de bruces’ (‘caer bocabajo’), ‘caer de espaldas’ (‘hacia atrás’), ‘caer sentado’, pero no ‘caer de su propia altura’. Tome nota, señor redactor, si por equivocación me lee.