“¡Qué es lo que pasa aquí, ah!”. ¿El fútbol al revés?
Solo el Once salva al Once. Será la única manera de evitar el declive de su rendimiento, sin el conformismo de la meta intermedia de la clasificación como único objetivo, que es de mediocres.
Basta ya de justificaciones. De prometer títulos desde los micrófonos. De vender humo. Llegó la hora de agregar esfuerzo al esfuerzo y sudor al sudor. De recuperar la atmósfera de confianza. De volver al equipo confiable, optimista y no el descosido y descontrolado de los últimos partidos.
Acostumbrado a las concesiones defensivas, a la debilidad de las marcas, a la elaboración sin chispa y a los errores en la culminación de las jugadas, cuando sus futbolistas se colocan frente a la portería, cercanos al gol, pero sin puntería.
A la insistencia del balón dividido, dirigido con pelotazos.
A la falta de marcajes de medio campo y los laterales defensivos, que dejan al desnudo la lentitud y falta de reacción de los defensores centrales, lo que ha contagiado al portero, en otros tiempos confiable, que ha caído en la dinámica de la irregularidad.
Difícil es encontrar la explicación del porqué Valencia y Beltrán como laterales por izquierda, Murillo como central derecho y Cardona en la tribuna. No son soluciones, son caprichos.
Pena sintieron los aficionados en los últimos partidos con resultados apretados, con triunfos o empates sufridos, sin respuestas futbolísticas adecuadas.
No es el momento de quitarle valor a lo realizado, pero sí de aceitar el motor, de sacar lo mejor de cada uno, de tomar conciencia de los alcances del proyecto planeado con otros objetivos.
Debe el Once Caldas articular, desde el cuerpo técnico, las fórmulas funcionales adecuadas para suplir la ausencia de Mateo García, a quien no se le debe forzar su retorno (cuatro semanas), para potenciar sus zonas de recuperación y creación y mejorar la cuota de goles.
Hay “tiempo de juego”. Falta un largo trecho. El suficiente para extraer de nuevo las condiciones de los futbolistas ya aplaudidos, si el interés persiste en lograr algo más que el paso a semifinales. Si se busca el perfume del protagonismo. Si se tiempla y aprieta el camerino.