Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
El día 22 de febrero, El Espectador hizo un informe en el que muestra, de manera detallada, cómo parte de Colombia esta sitiada por los grupos al margen de la Ley. Departamentos y regiones en los cuales los actores armados se han tomado municipios de Antioquia, Tolima, Putumayo, Meta, Amazonas, Valle del Cauca, Huila, Nariño, Guaviare, Caquetá, Cauca, Chocó, Arauca, Bolívar y la Sierra Nevada, el Bajo Cauca, la Serranía del Perijá y el Magdalena Medio; todo esto bajo la mirada indiferente de quienes deben tomar decisiones, poner límites y brindar cuidado y protección a cientos de colombianos inermes.
Es una paradoja ‘carecer de libertad’ en el país de ‘la paz total’, la cual parece que existe solo en los delirantes discursos y divagaciones de dirigentes, que creen que gobiernan porque ganaron unas elecciones, pero sin tener en cuenta que el sólo hecho de ganar no hace a un mandatario buen estadista, ni líder. El liderazgo se construye con palabras, hechos, emociones, empatía, compasión y respeto por los semejantes.
Se vive con miedo cuando las personas temen salir de sus casas, les es prohibido ir a trabajar, los comerciantes no pueden abrir sus tiendas ni almacenes, las mujeres son violadas y utilizadas por diferentes grupos como esclavas sexuales, los campesinos no pueden vender sus productos ni comprar lo que les es necesario para subsistir.
Nadie se puede enfermar, porque no pueden salir a buscar apoyo médico; hay bloqueos de ambulancias, los niños son reclutados y les es imposible ir a estudiar por los tiroteos constantes en plenas zonas urbanas. Las desapariciones y los asesinatos aumentan ostensiblemente, hay más minas antipersonales en los campos y más seres humanos mutilados, crecen las quejas por extorsiones, algunas familias no vuelven a encontrarse y por lo que ha aumentado, de manera dramática, el desplazamiento forzado y el desarraigo.
Hay hechos que no son denunciados por miedo y porque además ya saben la respuesta: ‘Estamos llevando a cabo una exhaustiva investigación, vuelvan en quince días o nosotros les llamamos para informarles cualquier cosa que sepamos’. La llamada, por supuesto, nunca llega y el tiempo de la espera no tiene fin ni sosiego.
Habitar en un lugar inseguro, vivir con miedo, genera todo tipo de afectaciones emocionales, físicas, sociales, económicas y familiares. Los proyectos de vida, las ilusiones, los sueños de miles de colombianos se han roto o simplemente se quedan como anécdotas. Son heridas que quizás nunca se curen y cicatrizan de cualquier manera, ante la indolencia de unos mandatarios que siempre bien custodiados, viven sin miedo y muy alejados de la realidad.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com
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