Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Las emociones son esenciales para la comunicación entre los seres humanos. Conocer las maneras como cada uno en su particularidad siente las suyas y cómo a su vez recibe las de las demás personas, es fundamental para tender puentes que permitan acercamientos empáticos y respetuosos.
Cada emoción tiene un origen, un significado y diferentes maneras de expresarse. El análisis y la reflexión que se ejecuten para comprender cómo se puede reaccionar frente a un asunto que cause amor, alegría, desasosiego, frustración, dolor, miedo, rabia, culpa, ansiedad o humillación, son fundamentales para ayudar a interpretar y discernir lo que estas revelan.
Cultivar y estudiar acerca de las emociones, no significa que ya nada perturbe, ni quite la serenidad. Por el contrario, es aprender de ellas, escucharlas, prestarles atención y darles el valor que corresponde, cuando las dificultades aparecen en la vida cotidiana.
Lo anterior no implica reprimir, guardar o disfrazar. Por el contrario, quiere decir que hay formas de canalizar y de hacer contención. Se puede aprender a entender de dónde surge cada emoción y cómo estas afectan las relaciones consigo mismo y con otras personas, tanto de manera positiva, como también de forma negativa, cuando perturban o se vuelven un obstáculo para vivir con calidad.
Estos aprendizajes hacen parte del desarrollo de la inteligencia emocional, fortalecen el conocimiento y el crecimiento del mundo interno de los seres humanos, afianzan la autoestima, la autonomía y la identidad personal.
Hace falta hablar más de estos asuntos en una sociedad en la que muchas personas viven con sus emociones desbordadas y, en especial, con la rabia, que se expresa a través de insultos, burlas, humillaciones e incluso con hechos de violencia física, los cuales -inclusive- pueden acabar con una vida.
No debemos pasar por alto el hecho de que hay personas que, cuando se sienten amenazadas, reaccionan con rabia. También hay otras que mantienen siempre rabia, no saben lo que significa la autoregulación, perennemente están listas para responder con agresiones, les falta aprender la diferencia entre reacción y reflexión. No saben que están atentando contra su propia salud mental y física y, por ende, contra la de las otras personas.
-¿Qué hacer con tanta rabia?
Se pueden hacer ejercicios, seminarios para aprender a respirar, a meditar, cultivarse para dejar de sentir que todo es terrible, ejercitarse para manejar el estrés y la ansiedad; así mismo también es válido narrar las frustraciones, a través del arte o de la escritura.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
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