Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
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Tenía pendiente desde hace días hablar de una novela importante de Caldas, Suicidio por reflexión, que se acaba de reimprimir 55 años después de su aparición. En esta oportunidad sale a la luz en un formato de cara y cruz. En la otra parte del libro se encuentra Los pasos de la esfinge, que también es una reimpresión, pues su primera publicación se dio en 1985. No se dejen confundir por un dato errado que se fue en las primeras páginas. Confusiones del editor.
Luego caí en la cuenta de que hoy se conmemoran los 40 años de cuando Gabriel García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura y empecé a pensar en mil ideas para lo que podría ser una columna más sobre una de mis mayores influencias periodísticas, toda vez que tuve la fortuna de ser uno de sus alumnos en la Fundación Gabo.
No obstante, luego caí en la cuenta de que en el 2022 se cumplieron 55 años de salir a la luz ese libro mitológico que es Cien años de soledad, el mismo que sirvió para que la literatura colombiana llegara a su mayoría de edad, y al mismo tiempo el responsable de opacar a una generación de buenos y creativos escritores contemporáneos del que luego sería Nobel. Por lo menos una generación, apabullada por el éxito de la obra macondiana.
También en 1967 se divulgó Suicidio por reflexión, la ópera prima de Adalberto Agudelo Duque, una obra alejada del realismo mágico, que más bien bebe del existencialismo y del nihilismo, una novela que en la literatura caldense marca una distancia con lo escrito aquí hasta entonces.
Esta obra habla de cosas que no eran bien vistas, la pobreza, el desencanto con la forma en que a la mayoría les tocaba vivir. Es un monólogo que narra un niño, un adolescente, un personaje que nunca se pudo acomodar a la resignación, que muestra otra forma de rebeldía.
Al revisar los periódicos de un siglo atrás y hasta muy entrada la centuria pasada, había cierto romanticismo en los relatos alrededor del suicidio y cuando no se trataba de esa manera, entonces se pasaba a algo grotesco, pero en ambos casos con total ignorancia sobre el fenómeno que esto representaba y las razones que aún hoy mantienen a nuestra región en las más altas tasas de suicidio en el país, constituyéndose en un asunto de prioridad en salud pública.
Ese es otro mérito de esta obra, que intenta ahondar en la psiquis del suicida y, como suele suceder con la literatura, aporta mucho más a la realidad que a veces los muchos discursos políticos sobre el tema o las lejanas lecturas académicas. Una obra que sigue estando vigente y que, si bien se debe entender como la obra primera de quien luego tendría un amplio recorrido, ya mostraba el talento del más premiado de nuestros escritores y a quien le debemos muchas lecturas y relecturas de su obra. Para una mejor comprensión de lo que significa esa obra en la literatura caldense, el libro trae textos de otros escritores que han interpretado la obra, algunos de ellos publicados en Papel Salmón.
Por el otro lado, se encuentra su primer libro de poemas. También una obra disruptiva, en prosa, llena de metáforas sobre la incursión de la tecnología y con juegos de palabras en las que se entiende el desafío al canon, a lo que es habitual. El título de esta columna es sacado del libro de poesía, pero también para dar cuenta de que igual hay una conexión en algunos poemas con su primera novela. Porque la obra de un escritor siempre está interconectada.
Esta es una invitación a leer a Adalberto, uno de esos escritores que no ha temido nunca salirse del redil, al contrario, eso es lo que disfruta. Hoy en día, si algo se celebra de la literatura colombiana es que se escribe de todo sin complejos y sin que los más publicitados escritores impidan que los más creativos se den a conocer. Falta mucho para que todo sea en razones de equidad, pero al menos no hay ese apabullamiento que sufrieron los escritores de los 60, 70 y 80, ante el peso mundial de García Márquez.
Un libro de la casa
Reproducción|Papel Salmón
El editor de deportes de La Patria, Osvaldo Hernández, publica un divertido libro de anécdotas que dará a conocer la próxima semana. Conversaré con él sobre Secretos del deporte el próximo martes a las 5:00 p.m. en el auditorio de la Cámara de Comercio de Manizales. Están invitados todos. Se trata de un libro que, como ven en la portada diseñada por el caricaturista Hómez, va a divertir a todos. Así que anímense a ir para que hablemos de periodismo deportivo, al que tanto palo acostumbro darle. Allá nos vemos para conversar y seguramente reírnos un buen rato.