Las catedrales, especialmente aquellas ubicadas en centros históricos, son más que simples monumentos religiosos, representan el alma arquitectónica y cultural de las ciudades. La Catedral Basílica Metropolitana de Nuestra Señora del Rosario de Manizales no es la excepción.

Sin embargo, su iluminación exterior actual no está a la altura de su majestuosidad ni de su relevancia patrimonial. Con colores brillantes y festivos, desentonan la estética de la iluminación, parece más adecuada para una celebración temporal que para realzar la imponente belleza de este edificio.

Aunque es encomiable el esfuerzo por mantenerla iluminada, resulta evidente la falta de conocimiento técnico en diseño de iluminación de monumentos.

Dado que la iluminación de monumentos hace parte del alumbrado público, que por cierto, pagamos todos al Invama, entonces, como edificio emblemático de la ciudad su iluminación debería realizarse de manera correcta desde un enfoque técnico y artístico.
La implementación de soluciones tecnológicas de calidad debe no solo maximizar el ahorro energético, sino también resaltar todos los detalles arquitectónicos mediante efectos de luz y sombra, con resultados impactantes que realcen las formas y las texturas.

Un diseño de iluminación bien ejecutado permite descubrir nuevos espacios, volúmenes y dimensiones que, bajo la luz del día, podrían pasar desapercibidos. Además, iluminar edificios históricos revaloriza el patrimonio urbano y refuerza la identidad de la ciudad.

Con una iluminación personalizada para la Catedral, se embellece la ciudad, se aumenta el sentimiento de pertenencia y se acrecienta su atractivo turístico.

Al ser el edificio más grande iluminado del Centro, adquiere protagonismo nocturno, como punto de atracción sobre los residentes y turistas y brillaría como un faro de luz en las noches, pudiéndose apreciar desde cualquier lugar de la ciudad y sus alrededores.

Para resaltar su arquitectura neogótica, se propone una iluminación uniforme que cubra completamente sus grandes fachadas y torres. Esto podría lograrse mediante la instalación de proyectores Led puestos sobre el mismo edificio, sobre mástiles instalados en los alrededores y sobre edificios vecinos.

Desde el punto de vista estético, los expertos sugieren el uso de un solo color de luz, cálido, para resaltar su sobriedad y elegancia.

El sistema de iluminación debería incorporar tecnologías modernas, como sistemas de control inteligentes que ajusten la intensidad de la luz para eventos especiales. Esta tecnología permite crear diferentes ambientes nocturnos que se adapten a la dinámica cultural de la ciudad. Complementariamente, una iluminación interior podría destacar los vitrales desde el exterior, enriqueciendo la experiencia visual.

La ejecución de este proyecto requiere una planificación rigurosa, que considere aspectos técnicos y administrativos, incluyendo la obtención de los permisos correspondientes de la Arquidiócesis, Monumentos Nacionales, el Municipio y los propietarios de edificios aledaños.

Además, es esencial contar con la participación de especialistas en iluminación ornamental y diseño eléctrico, preferiblemente con experiencia en proyectos de alta especificación técnica.

Iluminar la Catedral representa una oportunidad única para consolidar su papel como símbolo cultural y turístico. Este proyecto podría convertirse en un referente de intervenciones urbanas exitosas en patrimonio histórico.

Una catedral iluminada con dignidad no solo embellece la ciudad, sino que también fortalece su identidad cultural y su proyección internacional.

Espero que entre los estudios y las recomendaciones que la empresa española Idom realizará para la Alcaldía dentro del convenio para la modernización del Centro Histórico, se priorice la ejecución de esta iniciativa.