Amarme es no sufrir por el qué dirán, es dejar ir las críticas o juicios, y no darles importancia.
Si te amas mucho, te resbalan los juicios malévolos, y no vives buscando aprobación.
No creces ni un centímetro si te dicen gigante, ni decreces cincuenta si te gritan “enano”.
Cree en ti sin ínfulas, valórate, y acepta que la envidia despierta chismes y ataques.
Como ya lo sabes, solo al árbol que da buenos frutos lo sacuden o lo golpean duro.
Siempre que alguien enjuicia a otro, ante todo está hablando muy mal de sí mismo.
Donde reina el amor no existen los juicios ni las críticas que hieren los corazones.
Muy sabiamente afirmó Jeshua: ¿Por qué criticas la paja de tu hermano y no ves el tronco que llevas tú?