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Había una vez una persona que, según sus creencias, había sufrido una gran derrota y ya no quería vivir.
Dios mío, en las noches oscuras del alma eres luz radiante y deslumbrante.
Amado Dios creador y protector, gracias por ser mi amor y mi vida, mi paz y mi energía.
Soy un reflejo de tu amor, bendito Dios, un rayo de tu luz, y un instrumento de tu infinito amor.
Mi yo anterior murió y recibí una segunda vida. La verdad es que el cáncer es lo mejor que me ha pasado.
Son espirituales, sienten a Dios, lo aman y ponen su relación en las manos del Padre como fuente del amor que los une.
En el oscuro tiempo de los nazis una de tantas familias judías era llevada en tren a un campo de exterminio.
El sufrimiento no tiene sino una causa: lo que la persona no puede aceptar.