Dos eventos importantes tuvieron lugar esta semana en Manizales, ambos en la sede de la Universidad Autónoma: El Foro IP Conexión Centro, Nos Unimos por el Progreso de la Región, y el II Encuentro de Comercio Exterior de Caldas, por la Reactivación Económica. Qué bien que se esté aprovechando la coyuntura de la terminación de la concesión Autopistas del Café para adelantar un diálogo sincero sobre el desarrollo de ese proyecto que nos preocupan, y frente a los cuales hemos guardado silencio durante casi 30 años. Autopistas del Café se concibió como una propuesta necesaria para mejorar la comunicación terrestre entre Armenia, Pereira y Manizales, cuando el país se asomaba apenas al modelo de las concesiones como instrumento idóneo para avanzar en desarrollo vial.

La presentación, hace más de un año, de la propuesta de concesión IP Centro Calarcá-La Paila, que pretende prolongar la concesión Autopistas del Café por 30 años más, ha hecho inevitable volver al tema de los peajes, que es el mecanismo a través del cual se financian este tipo de iniciativas; la revisión de datos ha enriquecido la discusión y puesto en cuestión los principios constitucionales de equidad y justicia referidos a los espacios departamentales.

Según un análisis del Centro de Observación para la Infraestructura de Caldas (COIC) con información de 2022, Caldas aporta el 47% del recaudo total de los peajes y de ese porcentaje no más allá del 25% se destina a inversiones en el departamento. Esta disparidad ha generado un profundo descontento entre la ciudadanía, los gremios de la producción, la dirigencia política y los mandatarios regionales y locales, quienes consideran que la distribución actual no refleja equidad en términos de aportaciones. Por eso, con el ingeniero José Fernando Botero, entre otras personas hemos propuesto de entrada la eliminación de tres peajes: Pavas, San Bernardo del Viento y Santágueda.

Adicionalmente se le pide a la concesión actual realizar trabajos que se consideran pendientes: la construcción de la doble calzada en los tramos Tarapacá-Chinchiná y La Trinidad-La Manuela, el mejoramiento de los tramos Pereira-Armenia y Manizales-Pereira de modo que puedan soportar el crecimiento del tráfico durante los próximos 30 años. Dice el dr. Botero que no es aceptable ni técnica ni socialmente construir ciertos tramos de la nueva concesión con velocidades de 70 kms., o más, mientras que otros tramos, con igual o mayor tráfico, tienen restricciones de velocidad a 30 o 40 km/h., poniendo en riesgo la seguridad y la vida de los ciudadanos. En todo caso la tasa impositiva (tarifa del peaje), debe fijarse por km., tal como lo establece la Ley 105 de 1993.

Estos y muchos otros fueron elementos de análisis de este importante foro; casi nadie está en desacuerdo con el modelo de las concesiones. Sin ellas es muy difícil que el país avance en su desarrollo vial. Según el índice departamental de competitividad, los costos de transporte terrestre hacia las aduanas nos ubican en la posición 23 entre los 32 departamentos, posición que ha venido deteriorándose. Según los resultados de la última Encuesta Nacional de Logística, publicada en noviembre de 2023, el Eje Cafetero presenta el cuarto costo logístico más elevado a nivel nacional, superado por San Andrés, Huila; Tolima y la Orinoquía. Estos costos representan el 26,9% de las ventas, casi 10 puntos porcentuales por encima del promedio nacional. Caldas y el Eje Cafetero tenemos el imperativo de mejorar nuestros costos logísticos, nuestras vías. Eso exige más inversiones para las cuales las concesiones son un buen vehículo, pero sin que el Estado renuncie a su obligación de apropiar presupuestos importantes para el mismo fin.

Hay alternativas para desarrollar un proyecto que concilie nuestras urgencias de desarrollo regional con el trato justo a las comunidades de los tres departamentos del Eje. Necesitamos que el Gobierno oiga.