El debate sobre los peajes en Caldas ha generado una controversia comprensible. Como gobernador entiendo y comparto el deseo de los ciudadanos de eliminar estos costos adicionales, pues representa un alivio para el bolsillo de las personas y facilita el turismo, un sector clave para nuestra economía.
Lo ideal sería tener unas muy buenas vías y la eliminación total de los peajes, pero realmente esto no es posible.
Sin embargo, también reconozco que los peajes son una herramienta fundamental para garantizar la financiación de obras que los gobiernos, por sí solos, no podríamos ejecutar ni mantener en estado óptimo.
Es innegable que, bien administrados y con un retorno tangible en infraestructura, contribuyen al desarrollo del departamento. Son un mecanismo que permite que nuestras vías estén en excelente estado, facilitando la movilidad de personas y mercancías, fortaleciendo la competitividad de nuestra región y mejorando la calidad de vida de los caldenses.
No se trata, entonces, de estar a favor o en contra de los peajes, sino de encontrar un equilibrio justo entre el beneficio colectivo y la carga económica que representan para los ciudadanos.
En la comunicación enviada recientemente, con la Alcaldía de Manizales y el Comité Intergremial de Caldas planteamos una postura clara: solicitamos la eliminación del peaje de Las Pavas y el ajuste de otros, asegurando peajes con costos diferenciales para los usuarios frecuentes y/o para los vehículos con placas registradas en Caldas.
También buscamos garantizar que aquellos que permanezcan, vengan acompañados de obras significativas para el departamento, tales como:
• Finalización de la segunda calzada entre Tarapacá y Chinchiná.
• Tramo La Trinidad-La Manuela: Construcción de una doble calzada para fortalecer la conexión con Pacífico 3.
• Intersecciones: Construcción de las intersecciones La Paz (acceso a Aerocafé), Chinchiná y La Trinidad, y mejoramiento de la intersección en la Estación Uribe.
• Tramo La Trinidad-Estación Uribe: Implementación de mejoras geométricas y operacionales que optimicen la seguridad vial y la capacidad del corredor, considerando su creciente importancia para la expansión de Manizales y Chinchiná.
• Mejoramiento del par vial El Jazmín-Tarapacá garantizando la seguridad en el sentido Santa Rosa-Chinchiná.
Estos proyectos impactan directamente el desarrollo y la conectividad del departamento.
Si los recursos obtenidos a través de los peajes no se traducen en mejoras reales de las vías de Caldas, entonces su existencia pierde justificación.
Es importante recordar que las decisiones sobre la implementación y mantenimiento de los peajes corresponden al Instituto Nacional de Vías (Invías) y no al Gobierno departamental, pero es nuestro deber ser la voz de nuestras comunidades.
Esto implica gestionar, dialogar y proponer soluciones que reflejen tanto las necesidades de la población como la realidad presupuestal del país. No podemos permitir que la falta de recursos nos condene al abandono por la ausencia de inversión en infraestructura.
El llamado es a un diálogo honesto y responsable. Sí, queremos menos cargas económicas para nuestros ciudadanos, pero también queremos vías en buen estado, desarrollo y progreso.
La clave está en garantizar que cada peso recaudado en los peajes se traduzca en obras visibles y necesarias para nuestra región, y que los diversos recaudos en cada departamento sean invertidos en el mismo departamento.
Solo así podremos avanzar en la construcción de un Caldas más conectado, competitivo y próspero.
El compromiso de esta Administración es claro: defender los intereses de los caldenses con equilibrio y sensatez.
Seguiremos gestionando para que las decisiones tomadas respondan a criterios de justicia y desarrollo, y no solo a intereses económicos.
Caldas merece inversiones estratégicas y bien planificadas, pero sin permitir abusos en cobros o peajes innecesarios. En esa dirección seguiremos trabajando.