Comenzamos un nuevo año y el Gobierno no ha perdido tiempo en señalar, polemizar y dividir, algo a lo que nos ha ido acostumbrando y que seguramente se agudizará en esta vigencia con el fin de radicalizar a sus eventuales adeptos de cara a las elecciones que se avecinan.
Sin embargo, un hecho sobreviniente como es la situación de orden público en el Catatumbo ha dejado en evidencia una vez más la falta de previsión, la improvisación y la incapacidad para abordar los problemas de seguridad en los territorios.
Decenas de muertos, miles de desplazados y una comunidad aterrada evidencian que al Gobierno se le salió de las manos la situación, como se le han salido de las manos tantas otras cosas durante estos ya cerca de tres años de Gobierno.
En estos días de descanso, pensando en la situación nacional, he rememorado un concepto griego que define el Gobierno que tenemos; me refiero a la caquistocracia, término que proviene del griego “kakistos”, que significa “los peores”, y “kratia”, que significa “gobierno”, es decir, el gobierno de los peores.
Un término que ha servido en muchos momentos para definir gobiernos que, lejos de buscar el bien común, parecen funcionar en beneficio de unos pocos o bajo lógicas de ineficiencia, improvisación, incapacidad y desorden.
En nuestro país, hay que reconocerlo, ha habido muchos gobiernos que han improvisado en muchas materias, han sido ineficientes y desordenados en otras tantas, pero difícilmente podremos encontrar en nuestra historia un Gobierno tan inepto e ineficiente como el que tenemos ahora. Nada le funciona. Nada avanza. Nada muestra un rumbo claro.
Petro llegó a la Presidencia con una plataforma que prometía grandes reformas en materia de justicia social, cambio climático y redistribución de la riqueza. Sin embargo, con el paso del tiempo, el Gobierno ha ido demostrando que tiene mucha habilidad para hablar y mucha incapacidad para hacer las cosas.
Este Gobierno a cada problema le tiene un discurso, pero no una solución, y la gente espera soluciones y no discursos.
Un discurso además que la mayoría de las veces es un memorial de agravios contra algún sector o referente de la vida nacional al que le meten la culpa de por qué las cosas no se han hecho.
Siempre hay alguien que no los dejó, que no los ayudó, que no entendió, que se atravesó, posicionando de esta manera en la opinión pública el mensaje de un Gobierno impotente e incapaz.
La política es el arte de lo posible, dijo el estadista alemán Otto Von Bismarck, utilizando esta expresión para destacar que la política consiste en lograr lo que es factible dentro de las circunstancias y limitaciones del momento, más que en perseguir ideales inalcanzables.
La frase refleja una perspectiva pragmática sobre la política, en la que el compromiso y la adaptación a la realidad son esenciales para alcanzar objetivos concretos.
Petro cree que la política es el arte de lo imposible es decir de cómo hacemos para nunca lograr las cosas y luego meterle la culpa a los demás de lo que no fue capaz de hacer, y en eso se nos ha ido el Gobierno y seguramente será lo mismo hasta que termine esta caquistocracia.