Los gobiernos son elegidos para que hagan. Eso es lo principal. La gente quiere que las cosas pasen.
Hoy tenemos un gobierno con una capacidad inagotable de prometer cosas, y una incapacidad, también inagotable, de hacer que esas cosas pasen.
En mayo del 68 en Francia se hizo famoso el grafiti “basta de realidades queremos promesas”, acá seria, al contrario, “basta de promesas queremos realidades”.
Y la verdad es que tenemos un gobierno que estaba preparado para ganar, pero no para gobernar.
No ha entendido que la campaña ya terminó hace muchísimo tiempo y que la gente espera menos propuestas y más realizaciones.
Las cifras de falta de ejecución gubernamental son sobrecogedoras: a noviembre de este año, en deporte y recreación se ha ejecutado el 24,3% del presupuesto, en la presidencia de la República, que debería dar ejemplo en esta materia, la ejecución es del 26,6%, en agricultura, un sector tan trascendente para el país, la ejecución es del 29,7%, en transporte es del 40,5%, en telecomunicaciones solo llega al 46,4%, en ambiente, que se supone que es el gran tema del gobierno, la ejecución es del 47,3%, en vivienda, tema estratégico para la economía y para la gente más humilde, la ejecución bordea el 49,8%, en comercio, industria y turismo, otra gran apuesta de este gobierno, la ejecución es del 55,6% y así podríamos seguir sector por sector para evidenciar la poca capacidad de hacer cosas en un país tan necesitado de que las cosas pasen.
Si los funcionarios a cargo de cada sector dieran estos resultados en el sector privado seguramente hace mucho tiempo que los hubieran despedido por incapaces, pero como se trata del sector público hay permisividad, cuando debería ser, al contrario.
En el sector público deberíamos ser más exigentes con los que tienen responsabilidades, al fin al cabo de las acciones de ellos depende que cambie la vida de las personas, especialmente de las más vulnerables.
Lo público se debe regir por estándares estrictos de resultados. Acá no se trata de ver quien es más leal al jefe, o quien muestra mayor compromiso ideológico o cualquier otra razón ajena a la gestión, la efectividad, la planificación y los resultados concretos.
El país debe reflexionar seriamente sobre esto, se trata de la cosa pública, es decir, la que nos concierne y nos afecta a todos. Debemos exigir resultados, no podemos ser condescendientes en esta materia.
Es inaudito que la plata para hacer lo que la gente espera esté en los bancos ante la incapacidad de los funcionarios de gastarlos en beneficio de los colombianos.
El Presidente Petro debería dejar de tuitear tanto y dedicarse más bien a hacerle seguimiento a un par de ideas de las muchas que lanza a diario a ver si antes de que termine su mandato logra entregar algo.
Seguramente eso no sucederá por generación espontánea, se necesita trabajar, reunirse con los responsables, evaluar cronogramas y apretar clavijas para que las cosas se hagan; aunque la verdad sea dicha, no me hago ilusiones.