Pronto, este maravilloso municipio cumplirá 200 años y es necesario y urgente tener una mirada prospectiva para recibir ese tercer siglo, por lo menos con unas bases sólidas para asumir los retos que traerá consigo.
Proyectar a Manizales con 200 años de historia es esperar que lo que hoy no hemos sido capaces de superar, ya sea por negligencia o por falta de voluntad política, se convierta en una realidad.
La prospectiva en la planificación territorial es un enfoque estratégico que permite anticipar los futuros posibles de un territorio mediante el análisis y estudio de variables demográficas, económicas, sociales, ambientales y tecnológicas.
Su objetivo es elaborar escenarios que ayuden a los responsables de la toma de decisiones a planificar y gestionar el desarrollo del territorio, maximizando las oportunidades y minimizando los riesgos.
En este sentido, me vuelvo a referir a nuestro cambio demográfico y a nuestra obligación de planificar este territorio, no solo en temas de infraestructura, sino también en lo cultural y mental.
Debemos repensar Manizales para las personas mayores. Con seguridad, esos serán los recursos mejor invertidos, porque todos vamos para allá, algunos más rápido que otros, pero esa realidad, en el mediano plazo, es imposible de cambiar.
Además, nosotros nos sentimos muy orgullosos de nuestra cultura y amabilidad, y con las primeras personas con las que deberíamos serlo es con nuestros propios habitantes.
Esto, sin contar con la posibilidad de negocios y nuevas inversiones que este panorama nos pueda traer. Una economía plateada que incluya turismo médico especializado, con los mejores gerontólogos del país, entre otros profesionales, donde Manizales y su área metropolitana se conviertan en el epicentro de las discusiones, proyectos y ejecutorias del envejecimiento activo.
Con esa misma visión, las universidades y la educación superior deben abrir las puertas a nuevas oportunidades. Es muy probable que el volumen de estudiantes para pregrados disminuya sustancialmente, como ya está ocurriendo, pero la investigación, la ciencia y la innovación son aspectos inherentes a estas instituciones. Si desde hoy comenzamos a aplicar esta mirada prospectiva, la historia de nuestras universidades perdurará por más tiempo.
Por otra parte, las políticas de salud mental y de cuidado son fundamentales para garantizar el bienestar general de una sociedad. Ambas influyen en cómo las personas experimentan y gestionan su salud física, emocional y social, y son esenciales para fomentar una convivencia saludable y equitativa.
La verdad es que muy poco hemos avanzado en estos aspectos, y esperemos que, para nuestra visión a 200 años, estos temas sean transversales en las discusiones. Estas son solo algunas ideas; faltan muchas más para tener una mirada prospectiva integral.
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Con seguridad, seguiremos hablando del Aeropuerto del Café en el futuro próximo. Lastimosamente, esto es visto por la mayoría de los ciudadanos como una obra imposible de realizar debido a la incapacidad de quienes nos han dirigido y a la corrupción con que se ha manejado.
Ojalá no sea la única obra de la que se hable y que no siga siendo el eje central de una discusión que lleva más de 30 años. Más allá de que se construya o no, es hora de pasar la página y entender que hay vida después de un aeropuerto imaginario.