El Plan de Alimentación Escolar (PAE) en Manizales, correspondiente a los primeros 107 días del 2025, cuenta con un presupuesto aproximado de $18 mil millones. Se le sumará, como es habitual y lo permite la ley, un 50% para cubrir el resto del año.

Si bien el PAE ha sido un programa que, en los últimos años, ha funcionado sin mayores escándalos y con una administración positiva, sobre todo gracias a la participación de organizaciones como La Gota de Leche, mi perspectiva ha cambiado al observar la adjudicación del contrato actual y las posibles inconsistencias en el proceso.

El lunes comenzó la jornada académica para estudiantes de básica y media, y en varias instituciones educativas aún no se ha iniciado el PAE. Uno de los compromisos de la Alcaldía era que el Plan comenzaría a funcionar desde el primer día de clases, pero eso no ocurrió, lo cual resulta preocupante.

Durante los últimos años, el PAE en Manizales se adjudicaba por subasta inversa, pero para este 2025 se optó por una licitación pública. A primera vista, este cambio podría parecer legítimo; sin embargo, cabe preguntarnos por qué cambiar lo que había funcionado de manera adecuada.

Lo más alarmante tiene que ver con los pliegos de la nueva licitación. Según observaciones del veedor Juan Jairo Muñoz, y documentadas en una denuncia presentada ante la Fiscalía, la Contraloría y el Ministerio de Educación, estos pliegos coinciden sospechosamente con los de otros departamentos y municipios, como Tolima y Melgar.

En muchos casos, las redacciones, las solicitudes de software y los perfiles de los cargos se repiten casi palabra por palabra, lo que sugiere un posible plagio. Esta coincidencia no solo es inquietante, sino también vergonzosa, pues profesionales de Manizales deberían ser capaces de crear documentos originales para procesos tan importantes como este.

Diversas fuentes apuntan a que esta podría ser una licitación direccionada. Un aspecto clave en el pliego es la solicitud de un software para gestionar y controlar las raciones entregadas a los estudiantes. Al parecer, esta petición fue realizada a instancias de algunos rectores, aunque ya se había intentado implementar algo similar en el 2019 sin éxito.

Si bien la tecnología podría ser útil, lo que realmente importa en el PAE es la calidad de los alimentos, la puntualidad en la entrega y la cobertura, no simplemente contar cuántas personas reciben la ración.

El software solicitado, con un costo cercano a los $500 millones, adjudicaba 10 puntos, un puntaje excesivo que desbalancea cualquier licitación. Lo más curioso es que ese software parece ser exclusivo de una sola empresa, y cuando uno de los licitantes intentó ponerse en contacto con el distribuidor para negociar la compra, no obtuvo respuesta.

La única empresa que pudo presentar este software fue la que ganó la licitación. Para mí, esto ya genera muchas dudas, sobre todo porque dicho software nunca ha sido probado en Manizales, lo que deja abierta la posibilidad de que no cumpla con lo esperado.

Se detectaron otras inconsistencias. Se habla de un posible incumplimiento en el tamaño de la bodega solicitada y de irregularidades en las actas de las visitas realizadas por la Alcaldía, con problemas en las fechas publicadas en el SECOP II.

La bodega se ubicará en Villamaría, lo que podría dificultar el seguimiento y control de las condiciones de almacenamiento de los alimentos, ya que al parecer la Secretaría de Salud de Manizales perdería jurisdicción sobre la bodega.

Es posible que todo esto sean solo coincidencias y que el nuevo operador del PAE sea excelente, logrando que el programa funcione perfectamente en los próximos meses. Sin embargo, con el inicio que hemos visto, no puedo evitar tener mis dudas.

Es necesario estar alerta, hacer las investigaciones y exigir transparencia. Con los recursos destinados a la alimentación escolar no se puede jugar, y debemos asegurarnos de que cada peso sea bien invertido en beneficio de nuestros estudiantes.