Las noticias falsas son como los chismes de barrio, pero con inteligencia artificial y con el propósito de dominar el mundo.

Las fake news (noticias falsas) son un fenómeno complejo que mezcla aspectos psicológicos, sociales, tecnológicos y políticos, para manipular las emociones (miedo, sorpresa, ira, indignación).

Para aumentar su circulación estas falsas noticias se presentan con simplicidad y una apariencia de credibilidad, a menudo se disfrazan de noticias reales, usan titulares sensacionalistas y escenas impactantes.

La repetición de la información falsa la lleva a ser aceptada como verdad. Siempre tienen como propósitos influir en la opinión pública o promover una agenda política, por ejemplo.

El contenido engañoso, la emocionalidad, la simplicidad, la falsa credibilidad, el sensacionalismo, la repetición y su propósito interactúan para que el contenido falso se combine con mensajes emocionales para captar la atención.

La simplicidad facilita su comprensión, y la credibilidad aparente lo hace más persuasivo.

La viralidad crece cuando el contexto social y político, influenciado por los medios, genera emociones y reacciones que impulsan el intercambio rápido de contenido, refuerzan el sesgo de confirmación y activan los algoritmos de las redes sociales.

La falta de pensamiento crítico y la velocidad de difusión contribuyen a su propagación. Una noticia falsa bien contada gana más seguidores que un político tradicional en campaña… y probablemente con menos promesas incumplidas.

Las noticias falsas son aceptadas debido a la resonancia emocional (si el tema nos impacta se puede nublar nuestra capacidad de análisis), al efecto de red (si confiamos en quien nos comparte la información, la creemos), la falta de tiempo o disposición para verificar (peor si coincide con lo que pensamos) y la desconfianza en los medios de comunicación tradicionales.

Desconfiar de la veracidad y profesionalismo en los medios de comunicación convencionales por evidencias de manipulación (fuentes no verificadas, sensacionalismo, falta de contexto) lleva a las personas a buscar información en fuentes alternativas, que también pueden ser tendenciosas o falsas.

Desconfiar de los medios tradicionales y caer en noticias falsas en redes sociales es como huir de un tiburón para abrazar un cocodrilo porque “se ve más amigable”.

Para contrarrestar las noticias falsas se necesita educación mediática, verificación de la información y transparencia en las fuentes. Desarrollar el pensamiento crítico (ser escépticos, evaluar las fuentes y cuestionar lo leído antes de compartirlo) es esencial para disminuir la propagación de noticias falsas. En estos casos el pensamiento crítico es como un paraguas: si no lo usamos cuando llueve desinformación, terminamos empapados de mentiras.

Y un buen ejemplo fue una imagen del presidente, Gustavo Petro, “hospitalizado por sobredosis” en Bogotá, difundida la semana pasada. Esta imagen fue creada digitalmente (con varios errores) y compartida en redes sociales y mostraba al presidente en una camilla, con máscara de oxígeno.

Pero la Clínica Santafé desmintió haber internado al jefe de Estado y la AFP Colombia también desmintió la noticia. ¿Recuerdan lo de “sacar a votar verraca a la gente”?

Coletilla: Verificar una noticia lleva 30 segundos, pero ¿quién tiene tiempo para eso cuando nos bombardean para que nos indignemos a la velocidad de la luz?