La alocución presidencial del pasado 31 de diciembre despertó la natural curiosidad por conocer su balance de Gobierno al cierre del 2024. Y resulta innegable que había cifras positivas “para mostrar”. Poder decir que la economía creció el 2,9% en octubre, o que el desempleo se redujo a un dígito (8,2% a noviembre), o que la inflación logró ubicarse en niveles del 5%, por supuesto, son indicadores que de alguna manera generan tranquilidad. Sin embargo, como en política y economía no se debe “tragar entero”, corresponde “deshojar la margarita” para entender las causas y asignar dolientes a dichos logros.

Por ejemplo, en materia de inflación, resulta imperioso destacar el invaluable papel del BanRepública que, contra viento y marea, fijó una tasa de interés en niveles que casi todos los sectores de la economía cuestionaron y que incluso motivó al Gobierno a lanzar ácidos y constantes llamados a recortar dicha tasa. ¿Cabría entonces mencionar este logro como propio? Si acaso, se trataría de un logro compartido, en el mejor de los casos.

Y en relación con el crecimiento de la economía del 2,9% en octubre, mencionado con orgullo por el presidente, es indudable que ello, a simple vista, suena destacable. Sin embargo, no puede pasarse por alto que la agricultura (y el café en buena medida), favorecida por condiciones internacionales excepcionales, aportó la mayor porción a dicho crecimiento, en contraste con sectores como el manufacturero (industria) y el de extracción de minas y canteras, que han venido de capa caída y que ameritan medidas de choque para su reactivación. Sorprende también el hecho de que el crecimiento de la administración pública (¿?) contribuyó en buena parte al crecimiento de la economía en octubre pasado. Por ello, ese 2,9% también debería catalogarse como logro compartido.

Mencionó también el presidente que en 2023 sacó a 2,5 millones de personas del hambre y que “en ese mismo año, 2023, habíamos logrado sacar de la pobreza monetaria, según el DANE, a 1 millón 600 mil personas” y a “1 millón 100 mil personas de la pobreza extrema”. Se trata, por supuesto, de un logro notable. Sin embargo, al “deshojar la margarita”, se encuentra uno con que, según el mismo DANE, lo que más contribuyó, de lejos, a la reducción de la pobreza fue el incremento en los ingresos laborales de los hogares, en línea con la recuperación rezagada del mercado laboral durante el segundo semestre de 2023. Por ello también habría que hablar de un logro compartido.

Es indudable que hay cifras interesantes para “mostrar”, así como logros compartidos y logros discutibles. Pero lo cierto es que quedan incógnitas gigantescas por resolver: ¿Qué pasará con el sector eléctrico?, ¿el sistema de concesiones viales (peajes) aguantará el turbio ambiente que lo amenaza?, ¿colapsará el sistema de salud?, ¿qué pasará con las finanzas públicas?, ¿resistirá Colombia el nivel de inseguridad y la difícil situación de orden público?, ¿qué pasará con el desempleo?, ¿la inflación seguirá a la baja? La lista de pendientes, y de logros por apuntalar, aún es larga.